De la India a Yosemite, así ha cerrado Milán su pasarela masculina
La 'fashion week' masculina de Milán echó el cierre en la tarde de ayer, pasando el testigo de las tendencias otoño-invierno a París
El uso del color ha brillado por su ausencia en esta edición de la fashion week de Milán, que echaba el cierre en la tarde de ayer, pasándole el testigo a París, que presentará sus correspondientes colecciones otoño-invierno 2015-2016 desde hoy y hasta el domingo. La paleta más convencional vista en Milán estos días se corresponde en realidad con las tendencias estacionales propias de la temporada; salvo por unas pocas excepciones, como la de la firma Stella Jean, que incorporaba a su propuesta una de las suntuosas adaptaciones textiles más bellas de esta edición, venidas directamente del corazón de la India, y que viajaban hasta Milán inundando su pasarela con espectaculares prints de colores sobre tejidos artesanales.
La fantasía oriental de la firma alterna con otros diseños más propios de Occidente, como tartanes o estampados pata de gallo, definiendo la silueta del hombre a través de bufandas anudadas a la cintura, y abrigos largos y encajados mezclados con tuxedos. Otra de las sorpresas en la recta final de Milán la ha dado Roberto Cavalli, que presentaba su colección más urbana en años, sin abandonar el aire rock que ha acompañado todas las colecciones en la historia de la firma, pero conteniéndose en las formas, con una propuesta menos provocadora que de costumbre tanto en prints (el leopardo y el dálmata hacen aparición pero resultan tan ponibles como en una colección de Saint Laurent), como en acabados (la logomanía que también se aprecia en otra de las casas italianas más irreverantes, Versace, queda reducida en este caso a unas pocas muestras tipográficas, con mensajes en inglés como 'No bounds', que se traduce por 'sin límites' en castellano, o 'Empathy', empatía), y uso de los colores, que apenas se salen del negro, con algún destello en azul cobalto o blanco.
Ejerciendo el papel de visionario, como si hubiese sido capaz de predecir desde hace semanas la improbable escalada de El Capitán, la imponente pared vertical del parque de Yosemite (California) que dos ciudadanos norteamericanos conquistaban sólo con sus pies y manos este mismo mes de enero, el diseñador Dirk Bikkembergs optaba por llevar su colección otoño-invierno al terreno de los deportes de altura, uniéndose a la tendencia de las prendas que fusionan urbanwear con tecnología textil de última generación. Su propuesta incorpora desde chalecos multifunción a imponentes hebillas ornamentales, arneses y mochilas, bañados en azul eléctrico, malva y granate para ellos y ellas.
En el otro extremo de la balanza encontramos la propuesta de Fendi, que dejaba el listón tan alto con su anterior colección que el nuevo paso de la firma por Milán ha sabido a poco, al menos a simple vista: las nuevas prendas diseñadas por la casa para el invierno que viene esconden en sus detalles el ejemplo más exquisito de confección italiana, jugando al despiste en sus texturas y acabados, transformando unos tejidos en otros como por arte magia, y haciendo, como en anteriores ocasiones, de la piel su mejor lenguaje. Su punto fuerte: la introducción paulatina del color, especialmente los guiños en rojo muy brillante, que contrastan con el total black de su anterior colección de invierno.
El encargado de poner el punto final a la semana de la moda masculina milanesa ha sido el diseñador Julian Zigerli, que arrancaba su propuesta con cómodas prendas de aire lounge, con amplios suéter en canalé de color azulón o beige y bolsos color rubí cruzados en modo bandolera o tipo mochila, seguidas de una progresión in crescendo de tejidos metalizados.