Hace exactamente diez años, durante el estreno de 'Troya', Brad Pitt se atrevía con un consejo sartorial para los hombres, vaticinando la vuelta de la falda entre la población masculina. Las declaraciones del actor, poco dado a este tipo fashion statements, apenas hacían eco en el universo de la moda. Por aquel entonces, la mayoría de prendas para hombre se integraban en las colecciones de mujer presentadas en el circuito regular de pasarelas -las respectivas ediciones uomo y homme de Milán y París no se consolidarían hasta unos cinco años más tarde-, y la idea de la falda para hombre era entonces poco más que una extravagancia puntual.
Los nuevos esmoquin para mujer de Saint Laurent y Barbara Bui
Jean Paul Gaultier o Marc Jacobs, y algo más tarde también y Dan y Dean Deacon para DSquared2, se convertían en los primeros diseñadores en atreverse a explorar las líneas de género en los nuevos usos de la falda. Aunque apagadas, las palabras de Brad Pitt no caían en saco roto: una década más tarde, la falda masculina se ha convertido en una de las piezas esenciales de las colecciones de hombre -la recién inaugurada pasarela de Londres, la London Collections, la encumbraba a prenda fetiche en la edición del mes de enero-, con el ejemplo más reciente visto este mismo fin de semana durante la fashion week de Madrid, que despuntaba con varias faldas masculinas durante el desfile de Francis Montesinos.
Modelos unisex: Roberto Cavalli, Moschino, Viktor&Rolf y Barbara Bui
La aparición sorpresa de Brad Pitt y Angelina Jolie en la alfombra roja de los BAFTA ha generado un nuevo discurso en torno al contexto de los roles de género asignados al vestuario: la actriz escogía un esmoquin de Saint Laurent de factura impecable para hacer acto de presencia en los Oscar británicos, a juego con el Valentino de su pareja. Ambos de negro riguroso, con pajarita desabrochada ella y perfectamente anudada él, el estudiado look de los Jolie-Pitt se convertía en un breve ejemplo del giro que ha dado la moda para hombre y mujer hacia lo unisex desde aquellas declaraciones hace diez años.
Francis Montesinos, otoño-invierno 2014-2015
El esmoquin femenino no es una prenda nueva: de hecho, era el propio Yves Saint Laurent el que se encargaba de ponerlo en órbita dentro del armario de las mujeres de los años 60 y 70, y desde entonces la dinner jacket para mujer ha tenido grandes abanderadas, empezando por Diane Keaton, y, más recientemente, Anne Hathaway o la trendsetter Alexa Chung.
La apuesta de Jolie es algo más arriesgada, sin embargo, que la de sus contemporáneas: la actriz ha conseguido consolidar una marca con nombre propio que lleva como sello su relación sentimental ('Brangelina'), combinando su papel como madre con una carrera en el cine y una intensa labor benéfica, y cimentando con ello su propio branding como una de las figuras más influyentes de la industria de las estrellas. Su look a medias con Brad Pitt no revolucionaba las redes sociales por casualidad: el esmoquin de Angelina Jolie revertía las reglas del género -hasta cierto punto: los elegantes escarpins con pantalón tobillero, y la blusa desabrochada mantenían el difícil equilibrio de lo unisex dentro del terreno de lo femenino-, y también confirmaba la posición de ambos como uno de los pilares de Hollywood, en igualdad de condiciones.
El aire a lo Savile Row de la colección femenina de Rocco Barocco
La imagen de las parejas con atuendo coordinado tiene algunos antecedentes en el starsystem, aunque ninguno tan certero como el de los Jolie-Pitt: entre sus predecesores se encuentran David y Victoria Beckham, y sus inolvidables onesies de cuero firmados por Gucci en 1999, y Justin Timberlake y Britney Spears, haciendo aparición en los American Music Awards de 2001 con un conjunto double denim que pasaría a los anales de la historia de los premios como una de las parejas peor vestidas.