Uno de estos filmes, que pasará a la historia no sólo por ser un clásico, sino también por su impacto en la forma de entender la moda masculina de entonces, sería el thriller 'Three days of the Condor', una adaptación de la obra literaria de James Grady, que sería llevada a la gran pantalla por Sydney Pollack en 1975. El estilo del actor se hacía patente entonces cuando, en las ruedas de prensa que sucedieron al estreno, el director, cuatro años más joven que Redford, tenía que hacer hincapié en que el vestuario a lo largo de todo el metraje había consistido en un único traje.
Un estiloso Robert Redford en 'Three days of the Condor'
El look: americana de paño, tejano y una particular corbata de lana -no de seda-, además del abrigo de solapa levantada y gafas de sol oscuras. El resto lo puso el actor: el conjunto pasaba a la historia del cine como uno de los más representativos de la moda masculina de la costa Este norteamericana, y daba un giro radical a la manera de entender las prendas para hombre en el cine.
El Rat Pack: Frank Sinatra, Dean Martin, Peter Lawford y Sammy Davis, Jr. en la versión original de 'Ocean's Eleven' de 1960
Algo parecido, aunque al otro lado del charco, le sucedía a Jean Paul Belmondo tras el estreno de 'À bout de souffle' ('Al filo de la escapada' en España) en 1959. Al contrario que Redford, que se alzaba como el más estiloso del cine en la votación de hola.com, Belmondo quedaba a la cola del ránking por elección de nuestros lectores: una posición algo desconcertante si se tiene en cuenta que una de sus escenas en la película de Jean-Luc Godard ha pasado a los anales del cine, no tanto por su relevancia en la trama, sino por el vestuario de los actores, muy a la Nouvelle Vague.
El look: sorprendentemente, toda suerte de elementos dispares (corbata corta, cuello recortado, chaqueta oversize), que, sólo de un vistazo, recuerdan a la forma de vestir de los hombres de hoy, cantantes y actores incluidos. Su secreto: hacer suyo el efortless chic en plena década de los 50.
Claro que a la hora de hablar de moda masculina, cine y actores que traspasaron la pantalla -algo así como el 'efecto Beckham', pero en Hollywood-, quizá el que primero venga a la mente no sea otro que Tom Cruise y su 'Risky Business' en 1983. El primer papel protagonista del actor, a la tierna edad de 21 años, cimentaba una de las carreras más prolíficas y progresivas de la industria.
Una fama que arrastraría consigo a un accesorio de moda, hasta lanzarlo a lo más alto del estrellato: las gafas de sol Ray-Ban Wayfarer, protagonistas del cartel promocional, disparaban las ventas anuales del modelo de 18.000 a cuatro millones. Esta primera incursión en el product placement, se repetiría apenas tres años más tarde, también bajo la influencia de Cruise: la ocasión, el estreno de 'Top Gun'; el modelo, las Aviator Glasses de Ray-Ban.
Don Johnson y Philip Michael Thomas abrieron el camino a la 'metrosexualidad'
La misma década, la de los ochenta, estaría dominada por otra faceta de la moda masculina radicalmente distinta a la que representaba Tom Cruise: 'Miami Vice' conquistaba las pantallas de televisión de medio mundo a lo largo de cinco temporadas, emitidas entre 1984 y 1989, gracias sobre todo al carisma de sus dos protagonistas, Don Johnson y Philip Michael Thomas. La serie, además, ponía sobre la mesa un curioso juego fashionista, que transgredía las normas del vestuario masculino apostando por prendas más cercanas al armario de la mujer de la época.
Ryan Gosling y la popular bomber de satén de 'Drive'
Décadas antes de la popularización del término 'metrosexual', la serie abogaba por un look en el que se liberaba a los hombres -en concreto, dos policías trabajando encubiertos por las calles de Miami-, de una normativa de vestuario mucho más rígida, dibujando una nueva masculinidad. El look: camisas amplias, colores pastel, hombreras y pantalones de pinza.
Nuestro último hombre con estilo de hoy: el it-boy Ryan Gosling, que transformaba la chaqueta que lucía en 'Drive' -en satén color blanco, con un escorpión bordado a la espalda-, en una de las prendas clave de 2011, no sólo para el personaje, sino para un buen número de colecciones de pasarela y del high end. Cadenas como Zara replicaban el estilo de la chaqueta hasta la saciedad, relanzando las ventas de la cazadora bomber después de haber estado desaparecida durante casi una década.