Cibeles Madrid Fashion Week: Ana Locking

Color y optimismo ante una realidad ‘oscura’

Por Hola.com

Finalizó el tercer día de desfiles  y Cibeles Madrid Fashion Week pasa su ecuador y vislumbra ya su fin de fiesta, que tendrá lugar  el martes 22 de septiembre. Pero, antes de que esta tercera jornada echara el cierre, pudimos conocer ‘por segunda vez’ las propuestas de Ana Locking, quien ya presentó su colección ‘al otro lado del Atlántico’ dentro de la iniciativa ‘Cibeles Madrid Fashion Week en Nueva York'.

DETALLES DE LA COLECCIÓN:

  • Un mensaje: Disfrutar de la moda como antídoto contra la situación económica mundial que se vive en la actualidad.
  • Colores: No falta sobre su pasarela las creaciones en negro, uno de los tonos favoritos de esta diseñadora. Sin embargo, para ella, la primavera-verano de 2010 no es sobria. Todo lo contrario. Se llena de color, de vivo color. Rojo, azul y tonalidades cítricas contagian su pasarela de alegría y mucha energía, que se incrementa con atrevidos contrastes cromáticos.
  • Tejidos: Sedas naturales en organzas, muselinas, tafeta, satén, lycra, látex (que a alguno de los modelos hizo pasar mucho, pero que mucho calor)… y, como estampado, dibujos frutales y de flores.
  • Complementos: Brazaletes y colgantes realizados en cera virgen de abeja en un guiño esa 'fugacidad temporal de un antídoto o medicamento', como precisa la creadora; y sandalias, de altísimo tacón y tiras de diferentes colores y materiales que recorren el empeine y el tobillo.
  • Debut: Ana Locking presentó en este desfile su primera colección de gafas, tanto para hombre como mujer, realizadas en acetato con detalles metálicos.
  • Silueta: Deconstruida, con hombros redondeados, asimetrías, caderas pronunciadas y líneas arquitectónicas.
  • ‘First Look’: La modelo Iris Strubegger, con conjunto de blusa naranja y pantalón rojo. Ella también fue la encargada de cerrar el desfile con un vestido drapeado en blanco sin mangas, lo que podría ser la cápsula de un medicamento.
  • Anécdota: Durante el desfile, en varias ocasiones, la música dejó de sonar y la pasarela enmudeció. Sin embargo, los aplausos del público se convirtieron en la banda sonora de estos ‘desafortunados silencios’.