Pasarela Cibeles: Amaya Arzuaga
La diseñadora burgalesa imprime una imagen basada en la estética 'rock' y hace una interpretación muy personal de la corsetería clásica
Es una de las diseñadoras españolas más internacionales. Después de triunfar en Milán o Londres, Amaya Arzuaga volvió hace cuatro temporadas a Cibeles, pasarela en la que ya participó en los años 95 y 96. En esta ocasión, la creadora burgalesa ha presentado sus propuestas para la temporada de primavera-verano 2007, en las que ha querido imprimir una imagen que acaricia sutilmente la estética ‘rock’, con algunas pinceladas de líneas años cincuenta y junto a una interpretación muy particular de la corsetería clásica. Esto le lleva a decantarse por líneas encorsetadas y acabados que dejan al descubierto hileras de corchetes. Además, hace una revisión del polisón de finales del siglo XIX.
En su colección, caracterizada por una paleta cromática muy simplificada –blanco y negro monopolizan esta pasarela, donde la única concesión de color se da a algunas tiras de tela en azul eléctrico para los diseños de noche-, triunfan los contrastes y así, por ejemplo, un cuerpo muy entallado lo combina con una falda con mucho volumen. De hecho, sus faldas ‘balón retorcido’ (redondeadas y compuestas por la superposición de trozos de tela y abullonados), tal y como ella las denomina, fueron una de las prendas que protagonizaron este pase. Además, cabe destacar sus estampados geométricos y el trabajo de cada material, que le hace recortarlo en capas para crear diseños de formas muy novedosas.
En cuanto a sus propuestas para hombre, Amaya Arzuaga apuesta por las camisetas de tirantes, los pantalones de talle muy bajo y las bermudas, aunque, eso sí, huyendo de cualquier corte tradicional y clásico. Es destacable, para ellos, la reinterpretación que hace de la levita, cortándola de una y mil formas.