'Cuando las barbas de tu vecino veas cortar...'. Si hay un mes del año en el que este refrán deja de tener validez, ese es noviembre: el movimiento movember, que ha ido ganando cada vez más relevancia a lo largo de los últimos años, como la noche de Halloween o la visita de Santa Claus, consiste precisamente en eso: en dejarse crecer el bigote (o la barba) a lo largo de 30 días, con un fin puramente solidario.
El objetivo: crear conciencia a nivel global a cerca de temas concernientes a la salud masculina. Al fin y al cabo, y aunque algo menos popular que su análogo femenino, el 19 de noviembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Hombre, con el fin de prevenir y curar las tipologías más habituales de cáncer masculino, tratar la depresión entre los hombres o promover la igualdad de género.
Movember, eso sí, tiene como lugar de origen Australia en lugar de los Estados Unidos -fuente habitual de muchas tradiciones modernas-, y comenzó a celebrarse oficialmente en 2003: apenas un año después, la Fundación Movember comenzaba a recolectar fondos para destinarlos a la lucha contra el cáncer de próstata -tiene una incidencia similar al de mama entre la población femenina-, llegando a alcanzar cifras millonarias en apenas una década.
El origen del término también es, claro, anglosajón: movember funcionaría así como una contracción entre las palabras inglesas moustache y november, 'bigote' y 'noviembre' respectivamente en su traducción al castellano. Entre las muchas iniciativas de la fundación, además de animar a hombres de todo el mundo a dejarse crecer el bigote, estarían la de fomentar los chequeos médicos regulares, conocer el historial de cáncer dentro de cada familia y llevar una vida y una dieta saludables.