La primavera la sangre altera... y los colores también. Esta temporada, la moda masculina apuesta por la tendencia del total look con fuerza, y lo hace manteniéndose fiel a una paleta de colores cuanto menos sorprendente para la estación: además del clásico blanco, un imprescindible del armario estival, los tonos que más llevarmos de aquí a que llegue el frío hablan de colores cálidos y comfortables, lejos de las tendencias flúor y neón que parecen estar marcando a fuego el armario femenino.
Experto en la materia es, por ejemplo, el israelita Alber-Elbaz: al frente de la casa Lanvin, el maestro creativo y diseñador propone una primavera-verano en la que no faltan los trajes sastre de color beige, azul y toda una gama de fresas, frambuesas y borgoñas, a entera disposición de los aventureros de la gran ciudad.
El azul se convierte así en una de las tonalidades estrella: plomizo, celeste, marino, petróleo o el singular Klein, todos pasan a formar parte de la gama cromática esencial de la temporada. Lo encontrarás en las colecciones de Roberto Cavalli, Dior, Kenzo o Roland Mouret.
La última sorpresa de esta paleta de colores it para tu armario: el mostaza, un color cálido, fácil de identificar con los meses de invierno, que asalta las colecciones primaverales y se adueña de algunas de ellas casi por completo. Imprescindibles las combinaciones en amarillo, mostaza y chocolate de Z Zegna, y las gabardinas, cazadoras y prendas de abrigo para el entretiempo de Burberry.