Pocos temas parecen suscitar tanto interés como el continuo incremento de la obesidad y el sobrepeso entre la población del Primer Mundo: mantener la 'curva de la felicidad' a raya ha pasado a convertirse en un problema de salud nacional en muchos países, que afecta a hombres, mujeres y niños por igual en lo que a nutrición equilibrada y práctica de actividades deportivas se refiere.
Los malos hábitos diarios ejercen, en muchos casos, de causa y efecto de este descontrol, que afecta a nuestra salud, forma física y rendimiento: uno de cada tres trabajadores renuncia a su tiempo de almuerzo comiendo delante del ordenador mientras trabaja, decantándose casi siempre por alternativas poco saludables o de comida 'rápida'. De entre los trabajadores que sí que paran para comer, casi uno de cada cinco sólo lo hace durante 15 minutos y cerca de un tercio desconecta al menos entre 30 y 45 minutos, mientras que sólo el 18 por ciento dedica una hora completa al almuerzo.
Durante los últimos años, España ha rebasado la frontera del 60 por ciento en lo que a población con sobrepeso se refiere, tal y como indica estos días el Instituto de Obesidad. En este sentido, señalan, habría que atender a la variación de los hábitos alimentarios y a la apuesta por un estilo de vida menos sedentario. Dietas equilibradas que contengan todos los alimentos necesarios para conseguir un estado nutricional óptimo, y que aporten una cantidad de nutrientes energéticos suficientes para llevar a cabo los procesos metabólicos y de trabajo físico necesarios.
En este sentido, el desayuno resultaría ser uno de los pilares básicos del día a día, siendo necesario que incorpore frutas frescas, lácteos y farináceos de calidad. Asimismo, el resto de comidas del día deberán recoger, en su justa medida, los grupos alimentarios óptimos, entre los que se incluyen lácteos, verduras, pescado, carnes, legumbres, cereales, frutos secos, sal y dulces.