A imagen y semejanza de los protagonistas de sus películas, y con un trasfondo cañí: oculto tras sus gafas ahumadas, Pedro Almodóvar se ha convertido estos días en la comidilla del mundo de la moda, y no es para menos. La tardía campaña primavera-verano 2012 de Missoni -la mayoría se estrenaron a comienzos de enero-, aterrizaba ayer en los medios, y lo hacía de la mano del director manchego, quien por una vez ha abandonado su lugar detrás de las cámaras para convertirse en la insólita imagen publicitaria de la firma.
El escenario elegido: el legendario tablao flamenco Villa Rosa, un conocido establecimiento de la Plaza de Santa Ana, en Madrid, el mismo sobre el que Miguel Bosé entonaba Un año de amor en la película 'Tacones Lejanos'. Las imágenes, que reflejan la tradición española que sirvió de inspiración a Ángela Missoni para crear la colección de marras, presentan una intensa gama de colores brillantes, contrastes y luces saturadas, rúbrica personal del famoso fotógrafo Juergen Teller.
Eso sí: lejos de posar sólo frente a la cámara, el director se ha rodeado para la ocasión de un nutrido grupo de mujeres, a cada cual más imponente. Dos chicas Almodóvar, una veterana, como es Rossy de Palma, y otra recién llegada al universo femenino del manchego, como es Blanca Suárez, así como el 'clan' Missoni al completo, con la matriarca Ángela Missoni a la cabeza seguida de sus dos hijas, Teresa y Margherita, y la modelo Mariacarla Boscono como reclamo final.
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