¿Qué factores ambientales influyen en la fertilidad masculina?
La alimentación, el estrés o el uso frecuente de móviles puede afectar a la calidad del esperma
De los más de 800.000 casos de parejas con dificultades para tener hijos en España, alrededor de la mitad son a causa de un problema de infertilidad masculina. Una cifra que, además, va en aumento debido a la pérdida de calidad del semen de los españoles en los últimos años.
¿Los motivos? Los nuevos estilos de vida, en los que influyen, y mucho, determinados factores ambientales, como llevar una alimentación poco saludable, el estrés o el consumo de alcohol o tabaco.
Sin embargo, y al margen de estos hábitos, existen también otros aspectos de nuestro entorno más difíciles de controlar, que repercuten igualmente en falta de fertilidad: uno de ellos son los llamados disruptores endocrinos, unas sustancias químicas presentes en materiales con los que convivimos día a día, como los productos de limpieza, insecticidas, pinturas o incluso determinados plásticos de envases, y que interfieren en el funcionamiento del sistema hormonal, disminuyendo el volumen de espermatozoides del semen.
El consumo de medicamentos también puede tener su impacto en la producción de un esperma de calidad: desde medicinas de uso cotidiano como el ketoconazol, elalopurinol o la testosterona, cuyos efectos pueden ser reversibles a corto plazo, hasta los tratamientos con quimioterapia o radioterapia, que pueden dejar secuelas para toda la vida en términos de fertilidad.
Asimismo, existe también la posibilidad de que las ondas electromagnéticas que desprenden algunos dispositivos electrónicos, como los teléfonos móviles o los portátiles, puedan afectar a la fertilidad masculina si se usan durante varias horas al día o se guardan, como en el caso de los teléfonos, en uno de los bolsillos delanteros del pantalón o la chaqueta.
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¿Los motivos? Los nuevos estilos de vida, en los que influyen, y mucho, determinados factores ambientales, como llevar una alimentación poco saludable, el estrés o el consumo de alcohol o tabaco.
Sin embargo, y al margen de estos hábitos, existen también otros aspectos de nuestro entorno más difíciles de controlar, que repercuten igualmente en falta de fertilidad: uno de ellos son los llamados disruptores endocrinos, unas sustancias químicas presentes en materiales con los que convivimos día a día, como los productos de limpieza, insecticidas, pinturas o incluso determinados plásticos de envases, y que interfieren en el funcionamiento del sistema hormonal, disminuyendo el volumen de espermatozoides del semen.
El consumo de medicamentos también puede tener su impacto en la producción de un esperma de calidad: desde medicinas de uso cotidiano como el ketoconazol, elalopurinol o la testosterona, cuyos efectos pueden ser reversibles a corto plazo, hasta los tratamientos con quimioterapia o radioterapia, que pueden dejar secuelas para toda la vida en términos de fertilidad.
Asimismo, existe también la posibilidad de que las ondas electromagnéticas que desprenden algunos dispositivos electrónicos, como los teléfonos móviles o los portátiles, puedan afectar a la fertilidad masculina si se usan durante varias horas al día o se guardan, como en el caso de los teléfonos, en uno de los bolsillos delanteros del pantalón o la chaqueta.