Si eres directivo o trabajas en una oficina, lo más probable es que lo que más abunde entre las perchas de tu armario sean trajes sastre: ordenados de mayor a menor etiqueta, pasando por el esmoquin y esa chaqueta informal de sport, tu día a día se basa en este conjunto de prendas (chaqueta, camisa, corbata y pantalón), que si bien no siempre son las más cómodas de llevar, están a la cabeza en cuanto a proyectar una imagen masculina y elegante.
Por este motivo, es importante que sepas cuáles son las medidas y relaciones perfectas de cada una de las prendas, para que nada quede un dedo más ancho, más corto o más largo de lo que debería. Al fin y al cabo, cada traje es una inversión, y más vale cerciorarse de que nos sienta como un guante, antes de ‘rascarnos el bolsillo’ y adquirir uno de estos ‘valores’, elaborados en lana o hilo.
Un error común a la hora de elegir traje es fallar respecto al tamaño y medidas de la chaqueta: esta prenda está pensada para encajar en las hechuras de la espalda, y realzar los hombros ligeramente, sin pasarse. Asimismo, debe quedar ajustada, pero no tirante, una vez cerremos los botones (que casi siempre serán dos en lugar de uno), sin que sobre o falte tela, ni ‘baile’ en torno a la cintura. La parte trasera de la chaqueta, además, puede estar abierta, con un acabado más moderno y cómodo, ya que permite acceder a los bolsillos del pantalón con más facilidad, o cerrada, más elegante, pero menos versátil.
Por su parte, el puño de la chaqueta debe ser ligeramente más corto que el de la camisa, de modo que sobresalgan uno o dos centímetros de la misma, y queden los gemelos al descubierto. La camisa debe ir siempre metida por dentro del pantalón, y abotonada a la altura del cuello, una vez cerremos sobre él la corbata de seda.
A la hora de escoger los colores, es clave tener en mente las situaciones y ocasiones en que luciremos el traje: procura que sea gris oscuro si es para la oficina, y negro o marino si es para un evento en el que se requiera cierta etiqueta. Para los meses de calor, apuesta por uno caqui o marrón en hilo de algodón.