Comodidad y estilo no tienen que estar reñidos, aunque haya sudor y carreras de por medio. En efecto, hablamos del gimnasio: ese lugar donde la vergüenza se queda en el vestuario, y las endorfinas campan a sus anchas entre cintas, pesas y máquinas de spinning. Mantener las formas en el gimnasio, y por tanto nuestra ‘reputación’ de hombres bien vestidos, no es una tarea imposible, aunque lo parezca: basta con saber cómo combinar la funcionalidad de las prendas con nuestro buen uso de las normas del bien vestir, para acertar a la hora de lucir perfectos, dentro y fuera del gym.
Una de las preguntas más habituales a la hora de decidirse por un outfit u otro es la holgura de las prendas. ¿Es más cómoda una camiseta de spandex o una de algodón? Y lo que es más importante: ¿cuál queda mejor? Independientemente del físico que se tenga, una cosa es segura: la ropa demasiado apretada no favorece ni a la dinámica del ejercicio, ni a tu look sobre la cinta de correr. Apuesta por prendas de tu talla, en algodón orgánico u otro tejido transpirable, que expulse el sudor hacia el exterior, y te ayude a mantener en equilibrio la temperatura corporal.
La misma norma se aplica al pantalón: la era en la que el chándal era el rey de los gimnasios quedó atrás, y ahora son los shorts las estrellas del vestuario deportivo masculino. Mantén el largo por debajo de la rodilla para no salirte de la zona ‘segura’, y, si aún así apuestas por el pantalón largo clásico, asegúrate de que el bajo se ajuste al tobillo mediante un elástico, para no tropezar en algún ejercicio que requiera velocidad.
Entonces, ¿a qué queda reducida nuestra ‘marca personal’ entre las cuatro paredes del gym? Sin lugar a dudas, en estos casos las zapatillas se convierten en las estrellas del ‘equipo’: la infinita cantidad de modelos, diseños, formas y colores ofrecidas por las marcas deportivas abren un espacioso margen a la extravagancia, que nos permite improvisar y darle vida a nuestro look, sin cometer demasiados riesgos. Eso sí, apuesta siempre por un juego con suelas resistentes, que sujeten el pie, y le permitan ‘respirar’ para evitar los malos olores.