Ya seas un fanático de las películas clásicas de James Bond, o de las nuevas versiones protagonizadas por Pierce Brosnan o Daniel Craig, si hay algo que caracterice al agente 007 sin importar su rostro, altura o color de pelo, y al margen de su Martini 'agitado, no revuelto', es su coche: el Aston Martin se ha ganado a pulso ocupar un puesto de honor en la lista de autómoviles que pasarán a formar parte de la historia del cine, casi como un icono más a la altura de los actores que los manejaban en la gran pantalla.
Desde el primer DB5 que Sean Connery conducía en Goldfinger, hasta los DBS de Quantum of Solace y Casino Royale, es imposible separar a esta maravilla de la tecnología automovilística del binomio 'acción-elegancia' que caracteriza cada una de sus apariciones en pantalla, con el agente secreto al volante.
Quizá por este motivo, y para calmar la sed de 'caballos' de los fans de la saga y el motor, la casa británica se haya atrevido recientemente con un 'modelo' de Aston Martin que, si bien está al alcance de muy pocos bolsillos (su precio oscila en torno a los 15.000 euros), no deja de ser un capricho para quienes se lo puedan permitir, y un accesorio a la altura del mismísmo Bond: elaborado por la prestigiosa casa de relojería suiza Jaeger-LeCoultre, el nuevo Aston Martin no se luce sobre el asfalto, si no sobre la muñeca, posee una esfera elaborada en Titanio de grado 5, y responde al complejo nombre Amvox2 DB9.
El secreto de este reloj de leyenda: su microtranspondedor, oculto en el corazón de la maquinaria, y que se puede conectar directamente con el coche, permitiendo abrir y cerrar las puertas con sólo presionar la esfera entre las 8 y las 9 o las 3 y las 4, respectivamente.
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