Es una de las formas de ejercicio más saludables y económicas que existen, y, sin embargo, parece que esté relegada a los fines de semana en el campo, o a la versión 'estática' en el salón de casa. Pedalear subidos a lomos de una bicicleta supone un sinfín de beneficios para la salud, pero, ¿has pensado en sacarla del trastero y comenzar a darle uso diario?
Darle esquinazo a los atascos cada mañana, disfrutar de algo de ejercicio al aire libe casi sin darnos cuenta, o mejorar nuestra resistencia y aspecto físico a base de pedaladas, son sólo algunas de las razones que llevan a cada vez más y más europeos a subirse a la bicicleta cada mañana antes de ir al trabajo. Las ventajas son infinitas: desde saber con certeza cuánto tardaremos en el trayecto entre la puerta de casa y nuestro ordenador, hasta la notable mejora en el sistema cardiovascular y respiratorio tras apenas unas semanas de uso, la bici, especialmente durante los meses más secos y cálidos del año, es la alternativa perfecta al autobús, el coche o incluso el metro. Articulaciones más resistentes, desarrollo de la musculatura, menos estrés, alivio en los problemas de espalda...
Esos si, como medidas preventivas y de seguridad, no te olvides de realizar estiramientos previos antes de subirte a ella, como harías con cualquier otro tipo deporte, lleva siempre cerca una botella de agua, y utiliza un casco homologado que te proteja en caso de accidente. Las bandas y tobilleras, que sujetan el bajo del pantalón evitando que se 'enrede' con la cadena o los pedales son un plus de seguridad, y si tienes pensado volver a casa de noche, no olvides llevar contigo un chaleco reflectante y tener siempre a punto las luces traseras.