Se le conoce como el enfant terrible de la familia Grimaldi, el hijo mayor de la Princesa Carolina de Mónaco y su segundo marido, Stefano Casiraghi, y el segundo en la línea sucesoria del pequeño Principado europeo situado en la Costa Azul... Al igual que sus hermanos, Carlota y Pierre, Andrea Casiraghi es un claro heredero de los marcados rasgos de su linaje real. Su desaliñada melena dorada, larga hasta los hombros, su atlética silueta y su aspecto bohemio, más cerca del de un surfero de las costas de Los Ángeles o Brisbane, que de un miembro de una Casa Real europea, le han convertido en una peculiar pero glamourosa versión de príncipe del siglo XXI, criticada y admirada a partes iguales.
Un estilo de vida hippie y alternativo que no deja indiferente a nadie, y que le ha valido para posicionarse como una de las personas más atractivas del mundo y al mismo tiempo granjearse duras críticas por su aspecto, en ocasiones extremadamente bohemio y desaliñado. A caballo entre Mónaco, Londres, Ibiza y Nueva York, es habitual verle enfundado tanto en unos pantalones de lino oversize, gafas Ray-Ban, pareo y pies descalzos, como luciendo un impecable esmoquin de algunos de los diseñadores más exclusivos del mundo o en un traje de equitación firmado por el mismo Louis Vuitton en una de sus muchas competiciones deportivas.
No hay duda de que el glamour hollywoodiense corre por sus venas directamente heredado de su abuela, la actriz norteamericana Grace Kelly, y es por eso que a pesar de su aspecto de niño rebelde, su cita con la Isla Blanca verano tras verano atraiga a un elevado número de papparazzis, que retratan cada uno de sus pasos junto a la que ha sido su pareja los últimos cuatro años, la multimillonaria colombiana Tatiana Santo Domingo, haciendo gala de su estética única y extravagante.
¿Qué te parece el look del joven heredero monegasco?