A partir de los 40, desciende la producción de fibroblastos, encargados de dar sujeción y elasticidad a la piel. Se produce menos y peor colágeno, y la elastina pierde sus resistencia. Las líneas de expresión tienden a convertirse en arrugas.
Problemas: los contornos del rostro se desdibujan. Si además se han ganado unos kilos, la mandíbula pierde firmeza y aparece la papada. En caso de piel deshidratada, las líneas de expresión se marcan mucho, y se hacen muy profundas.
Soluciones: Los tratamientos antiarrugas contienen sustancias que, por un lado, activan la producción de colágeno nuevo y, por otro, previenen la destrucción de la elastina. Además, son ricos en agentes hidrocaptores, que "atrapan" el agua para darle a la piel un aspecto más jugoso, más fresco.
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