|
El cocinero Ferran Adrià, tras ser nombrado doctor 'honoris causa' por la Universidad de Barcelona.
|
|
Su restaurante, El Bulli, abre sus puertas tan sólo seis meses al año. No por capricho, sin duda. Y es que, el resto del año, Ferran Adrià y su equipo continúan trabajando duro, pero en otro escenario: su particular ‘laboratorio gastronómico’ donde día tras día se dedican a investigar las propiedades de los alimentos, nuevas formas de tratarlos o nuevas técnicas culinarias (directamente relacionadas con la ciencia, la física y la química) con las que sorprender al cliente la siguiente temporada. Así, no es extraño que fuera la Facultad de Química de la Universidad de Barcelona la que propusiera el nombre de Ferran Adrià como nuevo doctor honoris causa por 'sus aportaciones a la ciencia y a la química de los alimentos'.
Una candidatura que fue aprobada el pasado mes de noviembre y que ayer se hizo efectiva en el paraninfo de la universidad. Ataviado con guantes blancos y birrete, un emocionado Adrià hizo una vez más gala de su humildad durante el nombramiento asegurando en un discurso improvisado que 'no es un honoris causa para Adrià sino para toda la gente que se dedica al mundo de la gastronomía. Yo he luchado toda la vida para que la cocina sea cultura. Soñábamos con que el mundo de la cultura nos aceptara y hoy lo hemos logrado', proclamó.
De esta forma, el chef del Bulli corona una trayectoria impecable, plagada de reconocimientos. Sólo en los dos últimos años Adrià ha sido nombrado por distintas entidades o importantes publicaciones como ‘el cocinero más influyente de la última década’; su restaurante (que conserva intactas sus tres estrellas Michelín) ha sido elegido el mejor del mundo; y ha sido el primer cocinero español en participar en la Documenta de Kassel (la feria de arte contemporáneo más importante e influyente del mundo). Ante este recorrido profesional intachable, sólo nos queda descubrirnos y decir, Señor Adrià, cocinero, doctor, filósofo, poeta de los fogones... ¡enhorabuena!
|