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Carme Ruscadella junto a su marido, Toni Balam, en la puerta de su restaurante 'Sant Pau'.
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Se lo habían ofrecido en otras ocasiones a nivel nacional. Y, aunque sonaba tentador abrir una sucursal en Madrid o Barcelona, a Carme Ruscadella no le acababa de convencer la idea. Su restaurante ‘Sant Pau’, en Sant Pol de Mar, funciona a todo gas y no veía la necesidad de ‘ampliar horizontes geográficos’.
Hasta que un día, cierto empresario japonés entró en el ‘Sant Pau’ con una propuesta bajo el brazo. Se trataba de Yuji Shimoyama, responsable de la corporación ‘Granada’ que, entre otros negocios, explota restaurantes italianos en Japón. Había comido ‘de incógnito’ en los comedores de los que Ruscadella es propietaria y chef , y su alta cocina catalana, que tanto conmueve y desconcierta a gourmets de todo el mundo, simplemente le había fascinado. Su proposición: abrir en Tokio una sucursal a imagen y semejanza del ‘Sant Pau’ de Cataluña.
En un primer momento, Carme Ruscadella y su marido, Toni Balam, dieron un no por respuesta al japonés, tal y como habían hecho ante otras ofertas de ampliación. Pero la insistencia de Shimoyama y la bonita maqueta de lo que sería el nuevo restaurante que éste les mostró, hicieron que el matrimonio volara hasta Tokio el pasado mes de noviembre para comprobar in situ el emplazamiento de los futuros comedores.
Fue entonces cuando se dieron cuenta de que era de locos desdeñar el proyecto. Eso sí, bajo unas condiciones bien establecidas: un ritmo occidental de trabajo, con días de descanso, ningún límite en la calidad de los productos, cincuenta plazas en lugar de las setenta propuestas, etc. Todo ello, absolutamente especificado en un contrato al que los interesados acaban de poner firma.
De esta forma, Tokio contará para la próxima primavera con un nuevo ‘Sant Pau’, que sin duda gozará con el tiempo del mismo éxito del que su hermano mayor español es poseedor.
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