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El
desayuno. Nada más levantarse, bebe un vaso de agua
y toma un desayuno consistente: batido de fruta con yogur,
té sin azúcar, tostadas con mantequilla, mermelada o miel.
Su
debilidad. A mediodía, Isabel come ligero. Para la merienda,
sin embargo, se resarce tomando tés aromáticos, que acompaña
con bizcocho. "Soy muy golosa y no me resisto al bizcocho
ni al chocolate. Soy casi adicta al chocolate, siempre hay
una tableta en la nevera. Necesito que esté allí. Cuando
más me gusta es después de comer y después de cenar".
La
cena. Para la cena, completa y abundante, Isabel suele
tomar sopas, verduras, pescados o pastas. Le encanta, por
ejemplo, la crema de verduras y la pasta integral biológica
con tomate que se hace en su casa, a base de una salsa natural
elaborada con tomates biológicos y mezclada con queso.
En
forma. Isabel Preysler combina esa alimentación equilibrada
con el ejercicio físico. Una vez a la semana nada, juega
al pádel o al golf. Alterna la práctica de estos deportes
con una tabla de ejercicios de estiramiento y pesas.
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Su
régimen. Cuando Isabel Preysler considera que ha hecho
una comida más pesada de lo habitual, lo compensa con un
régimen ligero al día siguiente. "Me paso un día entero
a fruta. Es la mejor manera de limpiarme y recuperarme.
Los expertos dicen que es conveniente que se consuma un
solo tipo de fruta ese día, sin mezclar. Si coincide, por
temporada, suelo elegir la piña o manzana. Para no aburrirme,
me la preparo de diferentes maneras. A veces, me tomo hasta
seis piezas".
Su
piel. Se esmera en el cuidado de su piel y, una vez
a la semana, además del masaje terapéutico de rigor, acude
al centro de belleza de Massumeh Massi, en Madrid, para
recibir tratamiento facial. Como ha tomado mucho el sol
en sus años más jóvenes, a partir de los 40 años lo ha dosificado
bastante. No sale a la calle sin una crema protectora de
índice 20 o 30 y cuando se encuentra en la playa, recurre
a la protección total.
Su
cabello. A la hora de mantener su imagen, a Isabel Preysler
también le preocupa el cuidado de su cabello. "El mío tiene
muy poca gracia, es lacio, sin cuerpo, y me lo tengo que
lavar día sí y día no. Por eso utilizo productos naturales.
Me parece importantísimo tenerlo sano y limpio, porque el
pelo dice mucho del aspecto de una persona".
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