Carmen Janeiro llevaba dos años apartada de la vida pública. Hasta ahora no había contado el porqué pero en su reaparición pública para volver al trabajo e inaugurar su primer negocio en Sevilla, un centro de estética para uñas, Nails Factory, nos confesó el drama que ha pasado en los últimos dos años. Un desgraciado accidente doméstico hizo que tuviera que ser operada del tobillo. Pasó una época en silla de ruedas y tras una segunda operación y dos años de recuperación con seis horas diarias de rehabilitación y otras dos con la pierna metida en agua helada para bajar hinchazón puede hacer vida normal. Está feliz y por primera vez habla del calvario que ha vivido estos dos últimos años. Ahora es una mujer con ilusiones y que ha debutado como empresaria.
¿Debutas como empresaria?
-Sí, y estoy muy contenta, empiezo con mucha ilusión. Beatriz mi cuñada tiene dos centros Nails Factory, uno en Xanadu y otro en Jerez. Yo quería montar algo y era estética y era muy femenino así que me decidí a abrir esta franquicia en Sevilla porque no había y ya estoy viendo para abrir en más sitios.
¿Atiendes personalmente a las clientas?
-Sí, yo también he aprendido, tenemos una profesora que nos ha formado a todas, yo atiendo a todo el mundo personalmente. Ahora viviré entre Cádiz y Sevilla, he montado el negocio en 20 días pero estoy muy ilusionada.
Vas de rojo
-Es la primera vez en mi vida que me pongo este color, siempre me ha dado un poco de reparo, porque es un color muy fuerte pero es el color del negocio...
En este momento no tienes pareja
-No, desde hace dos años que terminamos César y yo... pero bien.
Siempre has sido de relaciones largas y muy estables
- Sí, ha sido una relación de diez años, y la anterior seis y ya no he tenido más novios. A mí me gusta estar en pareja, me siento a gusto, me gusta estar acompañada y pienso que necesito un apoyo, me hace falta pero cuando se acaba el amor antes de engañar a nadie hay que sentarse a hablar. Yo prefiero decir que no quiero a alguien lo suficiente o lo que tengo que quererlo, para que nos tengamos que engañar o hacer daño es mejor hablar. En mi casa César es como un hermano más, lo sigo queriendo.
¿Eres honesta en cuestión de sentimientos?
-Sí, porque para qué vas a mentir, prefiero decir las cosas. El piensa igual y seguimos siendo amigos, vive cerca de mi madre y cuando nos vemos nos saludamos, él ya tiene otra pareja pero no hay problemas.
¿Esa felicidad es lo que te mantiene joven?
-Tengo casi 40 años, ya 38, aunque me siento como si tuviera 23 años. La verdad es que con los años eres más madura, sí, pero no más responsable, yo siempre lo he sido. Ves las cosas de otra manera pero mi carácter sigue siendo igual, yo me veo igual ahora que hace veinte años.
Ser la única mujer en una familia de hombres ¿te ha condicionado?
-Es que aunque en mi casa hayan sido todos hombres y a veces muy machistas yo siempre he tenido mucha libertad y siempre me han dejado equivocarme o acertar pero mis hermanos nunca han opinado de mi trabajo o de mis parejas o de mis amigos. Ni mis hermanos ni mi padre.
Es curiosa esa independencia
-Sí, y siendo machistas, tienen unas profesiones... ninguno ha sido oficinista, uno piloto y los otros dos toreros.
Llevabas casi dos años sin aparecer en la vida pública por un accidente
-Me caí, me resbalé y me partí la tibia, el peroné y los maléolos, por dos lados.
La recuperación ha sido dura
-He estado dos años para recuperarme, el médico me decía que nunca podría usar tacones, pero a los cuatro meses entré por la consulta con tacones. Durante un mes y medio estuve en silla de ruedas, luego muletas y una rehabilitación muy dolorosa. Estuve yendo todos los días desde las 8 de la mañana hasta las dos de la tarde. Luego llegaba a casa, comía y me iba a Benamahoma, al río que tiene el agua congelada y meter el pie en esa agua era lo único que me quitaba la hinchazón. Me llevaba dos horas sentada en una piedra.
¿Tuvieron que ponerte varios clavos?
-Tengo once clavos y dos placas largas. Se me rompió la tibia , el peroné y los maléolos el pie se me quedó colgando en otra dirección, era como una lesión de futbolista. Me operaron en Villamartín, en urgencias, afortunadamente no hubo perforación y no hubo sangre. Yo estaba sola en mi casa y llamé por teléfono a César y vino a buscarme y me llevó al hospital y me operaron sobre la marcha. Al salir de la operación ya estaban allí mi padre, mi madre y todos mis hermanos.
Te has llevado dos años sin dejarte ver
-Sí, porque tenía el pie muy hinchado, no podía estar de pie. Mis hermanos iban a todos lados y yo siempre decía que no. Además a mí nunca me había pasado nada, y me agobiaba que el médico me decía que siempre tendría que ir con calzado plano, así que a los cuatro meses llegué a la consulta con las muletas y me puse tacones. A los 8 meses le dije que me tenía que operar para quitarme los tornillos porque con los clavos no podía ponerme zapatos ni botas. Me volví a operar y quedó perfecto.
Anímicamente te afectó mucho ¿no?
-Sí, yo me desanimé mucho porque estaba trabajando en canal sur un programa de humor y después hice un programa toreando, cuando empezó a emitirse, porque era grabado, tuve el accidente, y el médico pensaba que me había pasado toreando. Me caí en mi casa, con una fregona. Esa etapa me aburría mucho, de verme en una silla de ruedas y dependiendo de que me movieran. Leía mucho, no quería que vinieran a verme...me emociono al recordarlo porque siempre he sido independiente, vivo en mi casa en el campo sola, con mis perros y de repente me vi que necesitaba hasta que me llevaran al baño, que me ducharan... Mi madre es la que me ha aguantado.
Este verano tu sobrina Andrea pasará las vacaciones con vosotros
-Sí, estoy muy contenta, aunque voy a tener que trabajar, pero ya buscaré planes también para disfrutar de mi sobrina.