Con el potente magnetismo de siempre, con su risa lobuna de jefe de la manada, El Cordobés, el mismo Manuel Benítez que movió a las masas durante sus años en el ruedo, volvió a poner el simbólico cartel de "no hay billetes" en el homenaje que se le rindió en la plaza de toros de Las Ventas. Se cumplían cincuenta años de su confirmación de alternativa en la primera plaza del mundo, de la histórica efeméride de aquella tarde de mayo del 64 cuando toda España se paralizó ante las pantallas de televisión, las de casa y las de las tiendas, para presenciar una retransmisión cuya audiencia se calculó en torno a los veinte millones de personas.
Y el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, atendiendo la solicitud de la Asociación Juvenil Taurina, quiso rendir homenaje a aquel fenómeno social de la España del desarrollismo desvelando un azulejo en recuerdo de la efeméride en los pasillo de Las Ventas, la "cátedra" que le vio salir a hombros hasta en ocho ocasiones. El Cordobés llegó para una ocasión tan especial, acompañado de Martina, su mujer, y de su hijo Julio, también matador de toros.
Antes de los discursos, El Cordobés descubrió la placa conmemorativa y, exultante de felicidad, con la misma naturalidad de siempre, se dedicó a palmear la cerámica en la que figura el lema del homenaje. "La Comunidad de Madrid a Manuel Benítez 'El Cordobés' en el 50 aniversario de su confirmación de alternativa, acontecimiento de la historia del toreo y de la España de los años sesenta".
El calor humano que rodeó a Manuel Benítez durante todo el acto se reflejó también en las palabras de quienes subieron al estrado, como Gonzalo, nieto del gran Antonio Bienvenida y de quien partió la iniciativa de la celebración del homenaje. Estuvo además Pedro Martínez "Pedrés", el padrino torero de aquella ceremonia de confirmación. Habló también Ignacio González, el presidente de la Comunidad de Madrid, que dijo que El Cordobés -"una de las más grandes leyendas que ha dado España"- es "el máximo exponente" de ese dicho de "genio y figura hasta la sepultura". "Nos vendría bien tener varios Cordobeses en estos momentos de crisis, porque es un gran ejemplo de superación"", consideró González.
Y, rodeado de compañeros de su época -como Andrés Hernando o Manolo Lozano- y de taurinos y aficionados de todas las edades, por fin habló Benítez. Recordó sus comienzos y dio las gracias "a todos los madrileños, a la prensa, a los matadores, a los banderilleros, los picadores, los ganaderos...". "Porque esta placa es de todos y la comparto con todos” comentó.
Una tarde trágica e histórica
Sin embargo la tarde no acabó con la misma alegría. Ya que la corrida de toros de ayer, duodécima de la Feria de San Isidro, será recordada por haber sido suspendida a la muerte del segundo toro al resultar los tres toreros heridos y no poder ninguno volver al ruedo para continuar la lidia. David Mora, Nazaré y Saúl Jiménez Fortes fueron cogidos por los toros por lo que, las autoridades junto al equipo médico de la plaza, tomaron la decisión de suspenderla.
El caso de la suspensión de la corrida no se producía en la plaza de Las Ventas desde finales de los años setenta del pasado siglo. El último precedente es el de la corrida celebrada el 28 de mayo de 1979, cuando un toro hirió a Pedro Fernández "Niño de Aranjuez" cuando ya sus compañeros, Paco Alcalde y José Ortega Cano, estaban siendo atendidos por los médicos. Sólo dos días antes, sucedió con Rafael de Paula, Manolo Cortés y Ruiz Miguel. Y en 1975 se suspendió la del 25 de mayo, un mano a mano entre Antonio José Galán y Ruiz Miguel.