Le quedan menos de quince días para embarcarse en una de las experiencias más gratificantes de su existencia y por eso Cayetano Rivera se encuentra ultimando los detalles del que será el mayor viaje que ha realizado en su vida. De la mano de la revista ¡HOLA! el extorero comenzará el próximo 7 de abril una vuelta alrededor del mundo en ochenta días con un doble objetivo: Primero, el de dar visibilidad a los proyectos de ayuda a la infancia que ya están realizando sobre el terreno y concienciar de la importancia de esta ayuda; segundo, el de conseguir fondos para su fundación,“Yo Niño”, que recauda fondos para financiar proyectos de otras organizaciones benéficas que ya están establecidas. Con los nervios a flor de piel y con la incertidumbre de saber que se encontrará en su recorrido por los cinco continentes, Cayetano Rivera, poco asiduo a los platós televisivos, visitaba ayer El Hormiguero para contar en primera persona en que va a consistir esta aventura.
El extorero, que confesó sentirse estos días como Willy Fog a la espera de realizar su vuelta al mundo en 80 días, aclaró por qué motivo decidió dejar los ruedos y cómo esta decisión le ha dado la posibilidad de llevar a cabo este tipo de compromisos solidarios: “Dejé los toros para tener más tiempo, es una profesión muy exigente y no tenía tiempo para nada. Me tomé un “descanso” que ya veremos si es para siempre o no, pero quería tener tiempo para hacer otras cosas que me ilusionaban y me interesan” confesaba Cayetano.
Con un polo azul en el que podía leerse el nombre la fundación “Yo Niño” y verse el logo de la revista ¡HOLA!, Cayetano, quien relatará este viaje, a partir del 7 de abril, en un diario en hola.com, pretende con esta experiencia recaudar los fondos suficientes para hacer un proyecto aquí, en España. “En colaboración con Aldeas infantiles queremos hacer una Aldea nueva aquí, ya que aquí también hay muchas necesidades”, señalaba el maestro.
Cayetano demostrando esa valentía que ha demostrado en las plazas de toros a lo largo de los años ha señalado que tiene pensado realizar una serie de retos a lo largo de este viaje, entre ellos ponerse cara a cara con un tiburón blanco, aunque espera que sean los lectores de su diario los que le propongan nuevas pruebas. “Ha habido alguien que me ha comentado que los tiburones blancos saltan, y yo una de las cosas que más me asustaba es que la jaula no tiene techo… “ relataba Cayetano con una sonrisa.
Amante de la adrenalina y aventurero donde los haya, el hijo de Francisco Rivera, “Paquirri” también quiso relatar a Pablo Motos algunas de las anécdotas de su vida, entre ellas la de cómo comenzó a montar a caballo “animado” por su padre. “Me enseñó a montar a caballo de una forma muy curiosa. Yo estaba jugando en el campo cuando llegó él con un caballo andando, sin decirme nada me cogió, debía tener 4 años, me montó encima del caballo y me llevó a un cercado con vacas. Yo estaba llorando como un loco, me pasó las riendas, cerró el cercado y se fue. Claro en ese momento el caballo se convirtió en mi mejor amigo, estaba agarrado al caballo pidiéndole por favor que no hiciese nada. Imagino que mi padre me estaría vigilando detrás de un árbol, pero yo solo podía llorar. Volvió al rato, cuando dejé de llorar, sacó el caballo, me bajó del caballo y se fue sin decirme nada. En ese momento empecé a montar.”
Sin perder ni un solo segundo la sonrisa, Cayetano, quien admitió que tenía más cornadas en el cuerpo de las que desearía, hizo a Pablo Motos una confesión muy personal, admitiendo cual era una de sus mayores debilidades. “Le tengo pánico a las jeringuillas, un miedo espantoso. Y siempre me dicen… ¿pero tú que te pones delante de un toro cómo te da miedo una jeringuilla? Pero es que no es lo mismo, el toro no me tiene por qué coger, la jeringuilla sé que sí me va a coger. Lo paso fatal.”
Con la ilusión de emprender este viaje con el que ayudará a los más pequeños, Cayetano se despidió de El Hormiguero para seguir ultimando los detalles de su viaje, el que dará su pistoletazo de salida el próximo 7 de abril desde el kilómetro cero de Madrid.