La emotiva despedida de honor a Adolfo Suárez entre 'vivas' y aplausos
Miles de personas acudieron al paso del cortejo fúnebre y se escucharon gritos de 'presidente' y 'gracias'
Desafiando al frío de la mañana, este martes cientos de personas hicieron cola de nuevo a las puertas del Congreso de los Diputados para visitar la capilla ardiente de Adolfo Suárez. Fue pasadas las dos de la madrugada cuando se cerraron las puertas del Salón de los Pasos Perdidos y apenas unas horas después, a las 7, volvieron a abrirse para que los ciudadanos siguieran rindiendo un último homenaje al expresidente. Miles de ciudadanos anónimos, de todas las edades y de diversos puntos de España, esperaron durante horas el lunes para mostrar su respeto. La fila llegó a extenderse durante dos kilómetros y las estimaciones calcularon que estaban entrando más de mil personas cada hora (se habla esta mañana de que pasaron en el día de ayer unas 30.000 personas).
Los hijos de Adolfo Suárez no se movieron de la capilla ardiente hasta que la última persona entró ayer en el Congreso y esta mañana han regresado en torno a las ocho de la mañana para volver a recibir el cariño de los españoles. Allí estaba también el torero Juan José Padilla que no ha dejado sola a la familia en ningún momento.
A las diez cerró sus puertas la capilla ardiente y una hora después, a las once, Mariano Rajoy, acompañado por los presidentes del Congreso y del Senado, presidió los actos de despedida. En estos participaron además representantes políticos del parlamento y otras instituciones. Un piquete de honor, formado por militares, llevó el féretro hasta las escaleras de la Puerta de los Leones y las bajó mientras se escuchaba una marcha fúnebre. Una vez abajo sonaron los acordes del himno nacional. Tras el féretro, los militares portaron también los dos cojines en los que se veían las condecoraciones que había en la capilla ardiente, el collar de la Orden de Carlos III y el Toisón de Oro (que no es heredable por lo que debe devolverse a la Zarzuela).
Un recorrido entre 'vivas' y gritos de 'presidente'
A continuación, tras depositar el féretro en el armón de artillería tirado por caballos, comenzó el recorrido por la plaza de Cánovas del Castillo y el Paseo del Prado hasta la plaza de Cibeles. Allí esperaban también miles de personas que querían ser testigos de esta solemne despedida y que se han volcado estos días mostrando lo mucho que significó Suárez en nuestro país. La banda de música acompañó el cortejo tocando una marcha fúnebre. A pie le seguían sus familiares, sus hijos y nietos, que han estado presentes y muy unidos en todos los actos dedicados al expresidente.
Tras ellos, el resto de autoridades y representantes políticos siguieron la comitiva, entre espontáneos aplausos y "vivas" de la multitud. Gritos de "presidente" y "gracias" se escuchaban al paso de los restos de Suárez, una emocionada despedida de los que vivieron en primera persona su gran labor.
Una vez en la plaza de Cibeles, la escuadra que escoltó el cortejo fúnebre tomó posiciones para las salvas de honor, mientras se escuchaba el toque de oración. Durante la descarga de fusilería, el público comenzó a aplaudir. Los militares que estuvieron escoltando el féretro desfilaron delante del mismo, antes de que fuera trasladado a Ávila para el entierro. Los ecos de los aplausos le siguieron en el camino.