José Ortega Cano ha visitado este fin de semana a su hijo José Fernando en la prisión de Sevilla acompañado por su hija, Gloria Camila, y su cuñado José Antonio Rodríguez. Es la tercera vez que el extorero acude a ver al joven desde que éste ingresara provisionalmente en la cárcel sin fianza el pasado 14 de noviembre por su implicación en la agresión y posterior robo a un joven en la madrugada del 2 de noviembre junto a un club de alterne de Castilleja de la Cuesta (Sevilla).
Ortega está pendiente de conocer la decisión del Ministerio de Justicia sobre su petición de indulto para eludir los dos años y medio de prisión a los que fue condenado por homicidio imprudente y conducción temeraria, así como a pagar una indemnización de 158.000 euros a la familia del fallecido y a la retirada del carnet de conducir durante un período de tres años. Así, antes de conocer esta decisión, el exdiestro ha aprovechado para ver a su hijo.
Con el rostro oculto bajo unas gafas oscuras y una bufanda, Ortega Cano llegó a la prisión en un coche conducido por su cuñado José Antonio Rodríguez, marido de Gloria Mohedano, y entró sin hacer declaraciones. Su hija, muy pendiente de él en todo momento, caminó de su brazo hasta el módulo donde se encuentra su hermano.
Hace unos días, una juez de Sevilla denegaba la libertad provisional a José Fernando -acusado de presuntos delitos de robo violento, hurto de uso y contra la seguridad del tráfico, pues condujo el automóvil robado sin tener permiso de conducir- por su "especial peligrosidad" y por una agresión y robo que perpetró con "una actitud despiadada y brutal". La juez de instrucción 5, en un auto al que tuvo acceso Efe, confirmaba la prisión provisional del joven de 20 años, dictada el pasado 14 de noviembre de 2013, y recordaba que la Fiscalía y la acusación particular que ejerce el joven agredido ya han pedido para él penas que totalizan los 5 y 8 años de cárcel.
Ortega Cano aclaró hace un mes que está dispuesto a dar una segunda oportunidad a su hijo. “Él está arrepentido. Me ha dicho que nunca más se va a repetir esto y a mí como padre no me queda más remedio que confiar en él", explicó. "Cuando le vi lloré mucho. No quiero ir a la cárcel y verle a través de un cristal, pero si no vuelve a casa tendré que ir a verle como sea", añadió.
Ortega, que el pasado 27 de diciembre -día de su 60º cumpleaños- fue sometido a un cateterismo cardíaco, tiene dos frentes abiertos debido a los cuales está pasando, sin duda, una de las etapas más complicadas de su vida. El exdiestro rompió su silencio tras ratificarse su condena de dos años y seis meses de cárcel por el accidente que le costó la vida a Carlos Parra. "Lo que la justicia dictamine, sea como sea, lo afrontaré”, confesó. “Más que pensar en mí pensé en mi pequeño, que estoy todo el día con él, pensé en mi familia, en mi pareja, en el jarro de agua que ha sido para todos”, añadió. “Si la justicia al final decide que tengo que ir a prisión, iré pero con la cabeza muy alta. No he cometido un asesinato, he tenido un accidente con un coche”, concluyó.
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