La cuenta atrás ya ha comenzado y el reloj se ha puesto en marcha para contar las horas, los minutos y los segundos que quedan para que Víctor Janeiro y Beatriz Trapote se den el ‘sí, quiero’. Será este sábado a las 12 de la mañana en el Cortijo de Fuente Rey, en Jerez de la Frontera, tras no poder hacerlo finalmente en Yerbabuena, y bajo la atenta mirada de cerca de 300 invitados.
Beatriz, quien estos días se ha dejado ver por Madrid ultimando algunos detalles del enlace ha confesado con una gran sonrisa que está nerviosa, ya que tan solo quedan cuatro días para convertirse en la esposa de Víctor Janeiro. "Si dijera que no estoy nerviosa mentiría" ha confesado la periodista, quien anunciaba su boda en la revista ¡HOLA! el pasado mes de julio.
En cuanto a los rumores que han surgido sobre sus invitados, de los que dice que unos tan solo han sido invitados a la ceremonia y otros a la ceremonia el banquete, la prometida del torero ha quitado hierro al asunto y ha señalado: "Puede ir a la ceremonia quien vaya y si no al banquete. Tenemos desde las 12 de la mañana hasta las 12 del día siguiente tiempo para todo. La boda la han organizado unos amigos míos y ellos no me han dicho nada al respecto".
Beatriz, quien ha confiado al diseñador Alejandro de Miguel su vestido de novia, espera que este día sea muy especial, que reine la armonía y que sea una celebración muy romántica, flamenca y llena de sorpresas. Los encargados de llevar las arras no serán otros que los hijos de Jesulín de Ubrique y María José Campanario, Julia y Jesús, mientras que Carmen Bazán será la madrina. "Mi madre será la madrina y mi padre estará, porque es mi padre y tiene que estar. Y a mi sobrina Andrea se le enviará la invitación, y como ella ya es mayorcita, creo que debe decidir si le apetece estar con sus hermanos. A mí me encantaría que viniera" confesaba el pasado mes de junio Víctor Janeiro en las páginas de le revista ¡HOLA!.
Víctor Janeiro y Beatriz Trapote se conocieron hace ya seis años. Él, miembro de la dinastía más torera y mediática de nuestro país y ella, madrileña de rompe y rasga ejerciendo su profesión de periodista. Se encontraron por primera vez en una entrevista, y el torero, que no se acababa de creer su suerte, decidió citarla en otra ocasión y mantener una primera, o mejor dicho segunda cita, para conocerse mejor. Las cosas salieron bien y Beatriz dejó de hacer guardia en la puerta de Ambiciones para convertirse en la guardiana de su corazón.