Diego López ha visto cómo su nombre suena en los últimos meses en todas las tertulias futbolísticas. Titular en la portería del Real Madrid desde la lesión que apartó a Iker Casillas del terreno de juego el pasado mes de enero, el jugador se ha ganado los halagos de los entendidos en este deporte. Si en lo profesional le va de lujo, en lo personal no tiene tampoco queja. Dedica todo su tiempo fuera del campo a disfrutar con su familia, alejado de los comentarios y polémicas que surgen en los círculos futbolísticos. Así se le pudo ver paseando tranquilamente con su mujer Iria Otero, una belleza con la que se casó en el verano de 2011, y su hija Zoe, con las que se paró a tomar algo en una de las terrazas de la capital.
Aprovechando las aún veraniegas temperaturas de estos días en Madrid, el jugador disfrutó de sus "dos mujeres", a las que dedicó todas sus atenciones. Zoe iba cómodamente sentada en su triciclo, rosa por supuesto, mientras su padre empujaba el asa que este lleva incorporado. Tras sentarse en una terraza y tomar algo, Diego, en todo momento muy pendiente de su princesa, la cogió en brazos y le puso el chupete. Su mujer Iria también jugó con la niña, de poco más de un año, que dio algunos pasos en una de las tiendas de la Milla de Oro en las que entraron.
Diego llegó al Real Madrid tras la lesión en enero de Iker Casillas y pronto se convirtió en un jugador clave para el equipo. Mourihno le confió la portería blanca a este jugador gallego, criado en la cantera del club, que estuvo cinco temporadas en el Villareal y jugó luego en el Sevilla. En el partido de la Liga de Campeones ante el Galatasaray, Ancelotti volvió a colocar a Iker bajo los palos, pero tras un choque con Sergio Ramos se volvió a lesionar, así que de nuevo López ha ocupado su lugar en el terreno de juego.