El juicio contra Ortega Cano queda visto para sentencia: 'Desgraciadamente he tenido percances por mi profesión, pero este ha sido el más grave de mi vida'
Queda visto para sentencia. El juicio contra el torero José Ortega Cano ha llegado hoy a su última sesión, después de que en la sala se escucharan los testimonios de numerosos testigos y las conclusiones de las partes, además de la declaración del propio diestro. El fiscal pide para este cuatro años de cárcel por el accidente de tráfico en el que perdió la vida Carlos Parra y en el que, presuntamente, él conducía con un nivel de alcoholemia que triplicaba la cantidad permitida. Se solicita además para Ortega Cano la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante seis años y una indemnización a la viuda del fallecido de 119.731 euros, a cada uno de sus dos hijos 19.955 euros y a su madre en 9.977 euros.
El Ministerio Público le imputa un delito de homicidio imprudente en concurso con dos delitos contra la seguridad vial, uno por conducción temeraria y otro por circular bajo los efectos del alcohol. En la última sesión han declarado cuatro guardias civiles que intervinieron en el informe pericial elaborado por el Equipo de Reconstrucción de Accidentes. En este se recoge que el vehículo de Ortega Cano circulaba a una velocidad de unos 125 kilómetros por hora en el momento del impacto, en un tramo que estaba limitado a 90. La vista ha terminado con las conclusiones de la defensa y la acusación. Tanto el fiscal de Seguridad Vial, Luis Carlos Rodríguez León, como los dos abogados que representan a los parientes de Parra, Luis y Andrés Romero Santos, han elevado a definitivas sus conclusiones en las que imputan al torero un delito de homicidio imprudente y dos contra la seguridad vial por los que reclaman una condena de cuatro años de cárcel.
Las acusaciones creen que Ortega Cano conducía a una velocidad excesiva y bajo los efectos del alcohol cuando se produjo el choque mortal y que, justo antes, había conducido de forma temeraria. La defensa, por su lado, ha pedido la libre absolución. El letrado Enrique Trebolle admitió que supo desde el principio que había perdido la batalla y que solo defiende el caso desde la legalidad por lo que solicitó una resolución “que esté suficientemente motivada”. En una larga intervención, la defensa aseguró que es “una absoluta ignominia” acusar al torero de poner en riesgo la vida de su hija y negó que su manera de conducir fuera un peligro.
El turno de palabra pasó entonces al diestro que, con semblante serio explicó que tiene carné de conducir desde marzo de 1974, por lo que lleva casi 40 años conduciendo por toda la geografía española, portuguesa, y americana, y “nunca ha tenido un accidente”. “Desgraciadamente he tenido percances por mi profesión, pero éste ha sido el percance más grave de mi vida”, dijo en alusión a este accidente. “Estoy pasando un quinario, llevo casi dos años pasándolo muy mal”, añadió el torero, que se quiso “unir al dolor” de la familia de Carlos Parra. “Yo me quería morir”, afirmó cuando se enteró de que había fallecido una persona en el accidente.
“Yo no sé si será un vahído o pérdida de sueño en ese momento justo, pero se lo digo con todos los honores y permiso de Dios” y de sus familiares más queridos, pero “no tengo memoria de lo que fue el accidente. Cuando llegué a urgencias no me acuerdo de nada, no tengo en la memoria nada”. El acusado insistió en que no bebió nada de alcohol. “Yo por mi salud y por mi vida no debo beber y no bebí ese día. Que sea lo que Dios quiera y lo que la Justicia dictamine”, concluyó el torero.
Desde el pasado martes 12 de marzo han declarado testigos que aseguraron haber visto al torero beber y han relatado que conducía de manera “irregular, realizando maniobras arriesgadas”. En su declaración, Ortega Cano se declaró "no responsable" de los delitos que le imputan y afirmó que no bebió alcohol, que no comprende como la alcoholemia arrojó un valor triple de lo autorizado y que por ser un personaje público se le ha tergiversado y que ha sufrido "una injusticia enorme". Dijo que conocía bien la carretera donde ocurrió el choque porque la usaba mucho para llevar a su hija al colegio y que no recuerda haber invadido el carril contrario, como aseguran varios testigos, y haber adelantado a la vez a dos vehículos. Según su relato, tuvo que darle "un vahído o un mareo" en el momento de la colisión para que no reaccionase.
El accidente ocurrió poco después de las 22:00 horas del 28 de mayo de 2011, cuando el torero había dejado a su hija en Villaverde del Río (Sevilla) y se dirigía a su finca Yerbabuena de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla). En el kilómetro 28,1 de la carretera A-8002, colisionó de frente con el Seat Altea que conducía Carlos Parra, de 38 años, que falleció al instante por traumatismo torácico severo y rotura cardiaca.