Fiona Ferrer celebró el pasado domingo su cumpleaños arropada por sus innumerables amigos y sin su marido, Jaime Polanco, pero eso no quiere decir que se hayan separado. Según publica la revista ¡HOLA! esta semana, no existe una separación legal ni una decisión tomada. Sí existe un evidente distanciamiento físico —ya que viven en países diferentes—, y también sentimental, originado por esa distancia. Puede tener solución o no, pero a estas alturas ni ellos mismos saben a dónde les va a llevar.
El futuro se presenta complicado: Fiona vive en Madrid, donde tiene su trabajo y una carrera que no para de depararle éxitos. Mientras, Jaime vive en Colombia, donde tiene un puesto de alta responsabilidad que tampoco le permite viajar tanto como le gustaría. Por lo tanto, encontrarse, convivir y disfrutar el uno del otro es cada vez más difícil. Al parecer, Fiona se encuentra cada vez más sola, y así se lo habría expresado a algunos de sus amigos.
El distanciamiento, por tanto, existe, pero también un inmenso cariño entre los dos, así como una voluntad de arreglar las cosas. Hablan todos los días y la comunicación es muy buena, pero ahora falta saber si es suficiente para reconstruir su matrimonio. Llevan 11 años juntos —tres y medio casados— y han pasado por mucho, bueno y malo. Y si, llegado el momento, se tuvieran que decir adiós, lo harían, muy probablemente, como dos buenos amigos que separan sus caminos, pero el profundo cariño seguiría presente.
Ante todo lo dicho hasta ahora, la empresaria, escritora (Wacu girls) y bloguera de hola.com tan sólo comenta: “Jaime y yo no estamos separados, aunque sí es cierto que el distanciamiento es un hecho. El tiempo lo dirá”.
El pasado fin de semana, en el restaurante ‘Ten con ten’ donde celebró su cumpleaños, Fiona estuvo arropada por grandes amigos como Carlos Baute y su mujer, Astrid Klisans. Al día siguiente la celebración continuó en forma de comida sorpresa. Las mejores amigas de Fiona conspiraron para organizarle un almuerzo al que ella acudía pensando que era una reunión en ‘petit comité’. Treinta amigas le cantaron el Cumpleaños feliz.