Placer y trabajo, esta es la combinación que están llevando a cabo Iker Casillas y Sara Carbonero durante estas vacaciones. Tras acabar el campeonato de la Eurocopa y pasar unos días en Madrid, la periodista y el portero de la selección española pusieron rumbo al otro lado del Atlántico no solo para disfrutar de unos días de descanso sino también para cumplir con algunos compromisos, la mayoría solidarios y protagonizados por el guardameta.
Tras pasar unos días en Houston, donde Iker presentó la Sports and Achievement Academia, una iniciativa que busca acercar el deporte y la posibilidad de salir adelante a los menores más desfavorecidos de los colegios de la ciudad con el esfuerzo conjunto de la fundación Realmadrid y de BBVA Compass, el portero y su chica volvieron a hacer las maletas para trasladarse a Caracas, Venezuela, para continuar con estas vacaciones solidarias.
Escoltado en todo momento por Sara, quien es consciente de las pasiones que levanta su pareja alrededor del mundo, Casillas cumplió con su cita en el estadio olímpico de la UCV, donde decenas de niños esperaban a su ídolo. El guardameta cumplió con nota y no solo se fotografió y firmó autógrafos a todos y cada uno de ellos, sino que también tuvo el valor de ponerse bajo los palos para que alguno de ellos consiguieran meterle un gol.
Entre bambalinas y sin perder de vista a su chico, Sara Carbonero disfrutó como una "niña" más de las peripecias de su chico, quien reconoció que "ser el ídolo de los niños es una responsabilidad muy grande". Arropados por el cariño y la admiración de la multitud, el jugador del Real Madrid, volvió a regalar sus guantes, tal y como hiciera en todos y cada uno de los partidos disputadazos y ganados con La Roja en la Eurocopa.
Durante la rueda de prensa realizada en la capital venezolana, Iker Casillas habló de su futuro en el futbol descantando la posibilidad de convertirse en entrenador algún día. "Cuando acabe mi carrera, creo que el tema de entrenador lo voy a descartar, porque para mí es duro el tener a 23 jugadores, 'jugadorazos', en una plantilla y tener que poner a 11 y solo hacer tres cambios. Creo que para mí eso es duro y yo para eso no sirvo; al día de hoy, no lo sé el día de mañana". Con muchas ganas de seguir demostrando su buen juego sobre el campo, el capitán de la selección afirmaba: "Espero llegar hasta los 37 años jugando al fútbol. Ojalá me quede cuerda para rato".
En cuanto a su vida privada y a las supuestas campanas de boda que repiquetean sobre su cabeza, el futbolista prefirió eludir el tema diciendo: "La verdad es que de mi vida privada soy poco asiduo a hablar y creo que esto tiene que quedar en un ámbito más personal y más reservado. Yo en ese sentido soy un poco hermético".