Hace un mes Carla Bruni prometió apoyar a su marido, Nicolás Sarkozy, presidente de Francia, en su carrera electoral, y ayer la primera dama demostró ser una mujer de palabra. La exmodelo, quien se convirtió en madre de una niña el pasado mes de octubre, volvió ayer a la escena política, y lo hizo motivo de la visita del presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara y su mujer, Dominique, a quienes recibió en El Elíseo junto a su marido, y después organizaron una cena de gala en su honor.
Aún con ropa ancha, que evidencia que Carla aún no ha recuperado su estilizada figura tras dar a luz a Giulia, Carla volvió a convertirse anoche, durante la cena de gala celebrada en el Elíseo, en la mano derecha de su esposo. Vestida con un amplio vestido negro, el pelo recogido y como único adorno unos precios pendientes largos, Bruni se mostró muy cómoda con su vuelta al trabajo.
Carla, quien ha decido tomarse con calma la recuperación de su figura, ha regresado a la política de manera voluntaria y pensando en su país antes que en ella misma, tal y como dejaban patentes sus palabras a principios de año. "No sé cuál será mi papel, pero si mi marido me necesita, estaré ahí" afirmaba la exmodelo.
La presencia de Carla Bruni en este primer acto político evidencia que la primera dama gala está lista para meterse de lleno en la lucha por la reelección de su marido. Es consciente de que no será una tarea fácil, y más ahora que su hija de 3 meses reclama todas sus atenciones, pero sabe lo importante que es para Nicolás Sarkozy que ella esté a su lado para ayudarle, apoyarle y levantarle cuando los ánimos flaqueen.