Pippa Middleton vuelve a ser hoy noticia. Pero no por sus acertados estilismos ni por sus rumoreados romances. La hermana de la duquesa de Cambridge ocupa este viernes los titulares de la prensa por un motivo por el que a ella, con toda seguridad, no le gustará acaparar la atención.
La nueva “estrella” de la Familia Real inglesa ha comprobado en primera persona que ser la cuñada del futuro rey de Inglaterra no la exime de cumplir como cualquier ciudadano de a pie. Pippa acudió a una reunion en el barrio londinense de Mayfair y dejó el coche aparcado frente al restaurante Scott, uno de los más frecuentados por las celebrities de la capital británica.
Al volver de la reunión, la joven de 27 años se llevó una desagradable sorpresa. En la luna de su automóvil, un BMW Z4 convertible, un guardia de tráfico le había dejado una multa por aparcar donde no debía.
Pese a lo embarazoso del momento, Pippa, que iba vestida con un top color crema y pantalones grises, encajó la incómoda situación lo mejor que pudo, y aunque se la pudo ver algo molesta al descubrir el ticket en el cristal de su utilitario, continuó el día con una sonrisa.
A diferencia de su hermana, que lleva una vida tranquila en Anglesey desde su boda con el príncipe Guillermo, Pippa ha podido ser vista disfrutando de la noche londinense. La semana pasada, sin ir más lejos, asistió a una fiesta con su novio, Alex Loudon, en el club Public, local al que son asiduos el príncipe Harry y las princesas Beatriz y Eugenia.
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