Parece que la brisa del mar y el estar a tantos kilómetros de su casa conviviendo con el resto de concursantes de Supervivientes le han servido a Rosa Benito para reflexionar sobre su vida y después de mucho meditar se ha desahogado y ha contado que se ha dado cuenta de que durante muchos años había estado muy dedicada a los demás y no a ella misma y quiere escapar de esta rutina y disfrutar un poco de la vida.
Más sincera que nunca, la colaboradora de Sálvame abrió su corazón y en directo y con su marido, Amador Mohedano, escuchando cada una de sus palabras desde el plató del programa, explicó con la voz entrecortada a Jorge Javier Vázquez cuál era su situación: “Se me ha escapado la juventud. Creo que soy una mujer que ha luchado mucho y no he vivido y quiero vivir. Aquí me he dado cuenta de que si tú no te quieres, no te quiere nadie. Me siento una mujer querida, tengo que decirlo. Mi marido me adora, pero yo he sido la que no ha querido tirar para adelante en muchas cosas por el qué dirán”. Y añadió: “Llevo tres años sin ir a un cine porque no puedo ir con nadie, no voy a un restaurante, la última vez fue en Navidad con vosotros. Creo que se me está yendo mi juventud tontamente y lo que me queda lo quiero disfrutar, lo tengo más claro que el agua”.
Rosa quiso recalcar que con estas palabras no quería dar a entender que durante toda su vida se había sentido desatendida: “He sido feliz con lo que tenía pero aquí me he dado cuenta, por la juventud que hay, de que yo no he tenido juventud. Lo único que he hecho ha sido criar a mis hijos de lo que estoy orgullosa y cuidar a mi marido, de lo que también estoy orgullosa, ¿pero a mí quién me ha cuidado?”
Confesó también que no estaba de acuerdo con la educación que amador le había dado a sus hijos: “Tanto a mi hija como a mi hijo los he criado igual. Quería que tuvieran los mismos valores y las mismas condiciones. Mi marido, por ejemplo, a mi hijo le daba más libertad y a mi hija Rosario no, y por eso ella se tuvo que independizar. Porque el padre protegía más a su hija y creo que tenemos los mismos derechos las mujeres que los hombres”. Aunque tampoco estaba orgullosa de cómo había tratado ella a su hijo Amador: “He sido también muy dura con mi hijo Amador porque soy muy severa con los estudios y te puedo asegurar que he cambiado porque me he dado cuenta de que mi hijo tiene que vivir su niñez y yo por desgracia se lo he cortado muchas veces”.
Amador, por su parte, escuchó atentamente a su mujer y reconoció que él tenía bastante que ver en lo que le pasaba y que lo habían hablado en algunas ocasiones, aunque Rosa nunca lo había dicho con tanta claridad: “Yo puedo tener algo de culpa, por supuesto. Quizás he fallado porque en los tres últimos años no me he dado mucha cuenta. Todo se derrumbó cando Rocío murió y hemos tardado mucho en tomar tierra otra vez. Ella ha mantenido siempre la llama y la preocupación por todo y yo he tardado un poco más en recuperarlo y asimilarlo, y en la vida a veces hay cosas de las que no te das cuenta”. También recalcó que las palabras de su mujer no significan que vayan a distanciarse o a romper su relación porque “ella quiere continuar el matrimonio”.
También expresó su deseo de ayudar a su mujer en todo lo que necesite para sentirse mejor, aunque tendrá la oportunidad de decírselo a la cara porque la dirección del programa ha decidido enviarle a Honduras para que puedan hablar y estar juntos.