Hacía tiempo que no se le veía tan relajado y ejerciendo de padre. Tiger Woods intenta dejar atrás todo el escándalo que se desató hace más de un año, cuando saltaron a la luz sus infidelidades, y una traumática separación de quien fue su esposa, Elin Nordegren. El verano pasado firmaron el divorcio, después de que él completara el proceso de rehabilitación para superar su adicción al sexo, y desde entonces ha intentado recuperar su prestigio como mejor jugador de golf de todos los tiempos.
Este martes, y por primera vez desde el pasado mes de junio, el deportista ha sido visto en Orlando junto a sus pequeños –Sam, de tres años, y Charlie, de uno- a los que llevó a clase de gimnasia acompañado de su madre, Kutilda, y de una niñera. La pequeña Sam llevaba un tutú rosa, y el jugador llevaba a Charlie en brazos.
Tiger acaba de disputar, no con muy buena suerte, el Farmers Insurance Open, torneo perteneciente al circuito de la PGA, en el Torrey Pines Golf Course de San Diego. Es el primero que juega esta temporada, pero no pudo superar el puesto 44 de la clasificación. Según la prensa deportiva estadounidense, la próxima semana Tiger se marchará para participar en otro torneo y es muy probable que no pueda asistir al cumpleaños de su hijo, el próximo día 8. Quizá por eso ha querido aprovechar el tiempo entre torneo y torneo para estar con sus niños.