Lejos del crudo Washington, en la tropical Hawái pasó la Navidad el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama. El mandatario volvió a disfrutar de sus vacaciones navideñas en su tierra natal y como es tradición volvió a visitar también la base de la Infantería de Marina para agradecer los sacrificios de las Fuerzas estadounidenses, como estar lejos de su familia en estos entrañables días.
El matrimonio Obama pasó más de media hora estrechando manos y abrazando a los soldados, que acudieron a la cena en la base de Hawái. Durante su visita, el Presidente y la Primera Dama prestaron especial atención a los más pequeños, a quienes Barack Obama tomó en sus brazos y dedicó algunas bromas. También pronunció un breve discurso en el que subrayó: “Recordémosles en esta época de festividades que los tenemos presentes y que Estados Unidos siempre estará aquí para ellos, tal como ellos han estado ahí para nosotros”.
Por mucho que haya cambiado la agenda profesional, la vida familiar sigue siendo la misma: continúan disfrutando en estas señaladas fechas de unos tranquilos días en este bello lugar. El Presidente y su familia (su esposa, Michelle, sus hijas, Malia y Sasha, y el simpático perro Bo) se permanecerán durante los próximos 11 días en una lujosa casa alquilada en la Bahía de Kailua, en el este de la isla de Oahu. Allí celebraron la Navidad con un pequeño círculo de familiares y amistades, entre ellos la hermana del mandatario, Maya Soetoro Ng, y algunos amigos de su infancia.
Los Obama disfrutarán durante estas vacaciones de baños de sol y playa en Lanikai; de menús tradicionales hawaianos a muy buen precio (menos de cinco euros el plato) en el pequeño restaurante familiar Rainbow Drive-In de Waikiki, en la capital de la isla, Honolulu; de granizados de sabores tropicales de la heladería Island Snow; de largos paseos por el impresionante paisaje de la isla, así como de partidos de golf en el campo de Olomana.