Victoria y David Beckham han decidido poner al mal tiempo buena cara. Esta misma semana tomaban la drástica decisión de despedir a 14 de sus empleados para atajar los efectos de la crisis en sus cuentas bancarias. Al mismo tiempo trascendía a la opinión pública el enfado del jugador inglés al enterarse de que su hermana mayor sobrevive gracias a una ayuda estatal. Lynne Beckham, que actualmente se encuentra en paro y divorciándose del padre de sus tres hijos, recibe una pensión de 200 euros semanales. A todo esto se suma la importante lesión que sufrió cuando la primavera pasada se rompió el tendón de Aquiles, circunstancia que lo apartó definitivamente de jugar en el Mundial de Sudáfrica con su selección.
Sin embargo, David ha decidido apoyarse en su familia y disfrutar con ellos de todo el tiempo libre del que dispone. Este fin de semana lo ha pasado junto a Victoria y sus tres hijos en las playas de Santa Mónica, en una zona no muy lejana de la casa que habitan en Los Ángeles.
El matrimonio Beckham tomó el sol en el ático de un lujoso hotel. Compartieron risas, confidencias y alguna copa de vino. Su esposa, que lucía un bikini negro, se mostró feliz y relajada y en todo momento estuvo muy pendiente de Brooklyn, Romeo y Cruz, que prefirieron quedarse en la playa. Al cuidado de algunos asistentes de los Beckham, los niños disfrutaron jugando al volleyball, montando en bicicleta y aprendiendo a subirse a unas vistosas tablas con las que surcar las olas.
Otro detalle que pudimos apreciar fue la pulsera energética de color rosa que David Beckham lucía en su muñeca y que se ha convertido en un must entre los famosos. Los actores Gerard Butler o Robert de Niro y la novia del príncipe Guillermo de Inglaterra, Kate Middleton tampoco se separan de ella.