Cerca de las 13 horas, la Primera Dama de Estados y su hija Sasha abandonaron el lujoso hotel cercano a Marbella en el que se alojan para poner rumbo a una de las capitales más bonitas del sur de España, Granada. A las tres de la tarde, la comitiva de la mujer de Barak Obama, en la que además de ella y su hija se integra un fuerte dispositivo de seguridad, llegaba a su destino. Vestida de modo informal con un vestido estampado en colores rojo, amarillo y verde, combinado con unas mallas negras, Michelle se dirigió primero a la heladería Los italianos de Gran Vía donde, seguramente para combatir el intenso calor andaluz, se tomó un helado, tal y como publica la prensa local, de chocolate.
La siguiente cita en el itinerario era la Catedral, abarrotada de curiosos que querían ver de cerca a la mujer que está revolucionando el verano marbellí, sin embargo ella no entró por la Capilla Real, donde la esperaban casi medio millar de personas, sino por la sacristía. Tal y como ha explicado el capellán mayor Manuel Reyes, mostró un gran interés por la historia de la reina Isabel la Católica y su impronta en Estados Unidos. Además recibió varios obsequios como el libro de arte e historia de la Capilla Real, con el testamento de los Reyes Católicos, un disco de música grabado en la propia Capilla durante el siglo XV y XVI para Sasha y un catálogo de una exposición organizada con el Archivo de Indias que va a estar presente en Estados Unidos.
Sobre las 16:30 horas, como informa EFE, Michelle Obama y su hija se han dirigido al barrio del Sacromonte para asistir a un espectáculo flamenco en la cueva La Rocío, donde el bailaor Juan Andrés Maya y su familia representaron una zambra con un poema lorquiano recitado por Curro Albaicín. Terminado el espectáculo, a eso de las 17.30, les esperaban en el parador de San Francisco para cenar y después, cuando la Alhambra ya estaba cerrada al público, le tenían preparada una visita guiada privada por sus estancias, desde las que se puede contemplar una puesta de sol que ha sido definida como una de las más bonitas del mundo.
El miércoles por la mañana llegó a Málaga tras un largo viaje desde Estados Unidos y su primera parada fue el hotel Villa Padierna de Marbella donde permanecerá alojada durante su estancia en España. Tras descansar unas horas y reponer fuerzas, la Primera Dama estadounidense y su hija menor Sasha se cambiaron de ropa y decidieron dar una vuelta por el centro histórico de la bella ciudad andaluza.
Acompañada por un séquito de 40 personas, entre los que se encontraban algunos de sus acompañantes en esta histórica visita a España, así como algunas amigas de su hija, Michelle Obama volvió a hacer gala de su naturalidad y cercanía por las calles de Marbella, donde la gente se agolpaba para verla o para gritarle ¡guapa!.
Sin perder ni un solo momento la sonrisa, la esposa del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama hizo una parada en un par de tiendas de bisutería y artesanía, en está última le llamo especialmente la atención una serie de miniaturas para coleccionistas entre las que destacaban algunos complementos para casitas de muñecas o figuras de bailaoras flamencas. Y aunque Michelle no llegó a adquirir ninguno de los artículos acabó adquiriendo una tarjeta de visita, quizás con el pensamiento de realizar alguna compra en el futuro.
Sin importarle demasiado el calor que reinaba en uno de los centros neurálgicos de la Costa del Sol, la Primera Dama estadounidense continuó su recorrido por el Puente de Ronda y la calle de los Remedios, para finalizar su visita en un restaurante típico andaluz, el Restaurante Buenaventura, en donde madre e hija, así como sus acompañantes degustaron algunos de los platos típicos y celebraron en la distancia el cumpleaños de Obama, que ayer cumplía 49 años.
Michelle Obama y su hija pequeña han establecido su "base de operaciones" en el hotel Villa Padierna de Benahavís desde donde se desplazarán a algunas localidades cercanas, aunque también este viaje privado incluye su traslado a Palma de Mallorca este domingo para reunirse con la Familia Real en el Palacio de Marivent.
Barack Obama celebra su cumpleaños con unos ‘viejos amigos’ y con su perro Bo
Y mientras su esposa y su hija disfrutaban de su estancia en España, el Presidente estadounidense continuaba cumpliendo con sus compromisos políticos, que tan solo se vieron ‘interrumpidos’ por las llamadas de sus familiares para desearle lo mejor el día de su aniversario.
Ya por la noche y una vez un puesto fin a su agenda del día, Barack Obama disfrutó de una agradable cena en un exclusivo restaurante de Chicago en compañía de unos viejos amigos, entre los que se encontraba la presentadora Oprah Winfrey y su perro Bo, a quien el Presidente decidió trasladar en el Air Force One para que no se quedara ‘solo’ en casa.