Rafa Nadal está imparable. Hace poco lo felicitaba la Reina por su victoria en Roland Garros y puede conseguir mañana su octavo Grand Slam si vence al checo Tomas Berdych. Pero para llegar a la gran final de Wimbledon el tenista español tuvo que deshacerse ayer en la pista, con un resultado de 6-4, 7-6 y 6-4 de uno de los favoritos del torneo, Andy Murray. Los seguidores de ambos sufrieron y animaron a partes iguales. Entre ellos se encontraba el ex tenista español Manolo Santana, que ya ganó Wimbledon en 1966.
Nadal contaba entre las gradas con su mejor talismán, su novia, Xisca Perelló, que siguió atentamente el encuentro en compañía de la madre de Rafa, Ana María. Mucho más triste estaba el rostro de Kim Sears, novia de Murray, que vio cómo su novio se quedaba sin posibilidad de jugar mañana la gran final. Por su parte, el tenista escocés emocionó a David Beckham, que estuvo acompañado por su hijo mayor, Brooklyn, de 11 años, y que saludó muy afectuosamente a su amigo Orlando Bloom, que recientemente anunciaba su compromiso matrimonial con su novia, la modelo Miranda Kerr.
El marido de Victoria Beckham voló desde Niza, donde la familia al completo está de vacaciones para ver jugar a Murray contra Nadal. Aunque sólo lo vimos acompañado por su hijo Brooklyn, su esposa también se encontraba en Londres para cumplir con compromisos profesionales. La ex Spice Girl fue la invitada de honor de la fiesta del 40º aniversario de la marca Range Rover, que tuvo lugar en Kensington Palace.
Pero los Beckham no fueron los únicos en disfrutar del mejor tenis en Wimbledon. También lo hicieron el príncipe Federico de Dinamarca y el actor británico Colin Firth (El retrato de Dorian Gray), que se sentaron muy próximos en las gradas para ver el partido de semifinales femeninas, que enfrentó a la rusa Vera Zvonareva y la búlgara Tsvetana Pironkova, que se saldó con la victoria de Zvonareva.