Jesulín de Ubrique y María José Campanario asisten juntos y felices a la fiesta de fin de curso de sus hijos
Los pequeños Julia y Jesús, vestidos con disfraces y acompañados por sus orgullosos papás, se despidieron de sus profesores y amiguitos hasta el próximo mes de septiembre
Se acabaron las clases para los más pequeños. Después de un duro invierno estudiando, ahora tocan las merecidas vacaciones escolares. En los colegios llega el momento de la despedida de los amiguitos de la clase, que no se volverán a ver hasta el mes de septiembre -fecha en que dará comienzo de nuevo el curso escolar-, y de los profesores con una fiesta de fin de curso en la que los bailes y los disfraces son los protagonistas.
Los invitados de honor son los padres, que acuden orgullosos a despedir un curso más a sus hijos. Y esto es precisamente lo que les pasó a Jesulín de Ubrique y su mujer, María José Campanario, quienes acudieron juntos y contentos a la fiesta que el colegio de sus hijos ofreció el pasado martes, fecha en la que finalizó el curso escolar para la mayoría de los niños. La pareja acudió al evento acompañando a sus dos hijos, Julia y Jesús.
El espectáculo para todos los alumnos del colegio donde estudian los niños era una fiesta inspirada en los años ochenta. Julia, de seis años y ataviada con unas mallas rojas y una falda gris, interpretó el musical Chicago. Sus padres vivieron con gran emoción su representación sobre el escenario junto a sus compañeras de clase. El benjamín de la casa, de tan sólo cuatro años, también hizo las delicias de sus papás demostrando sobre el tablado del colegio que es todo un artista.
Quienes también vivieron con gran emoción y entusiasmo la participación de Julia y Jesús en la fiesta de fin de curso de su colegio fueron sus abuelos maternos, José Campanario y Remedios Torres, que llegaron acompañado de su hijo David, con quien María José mantiene una excelente relación. El cuñado de Jesulín adora a sus sobrinos y tampoco quiso perderse la actuación de los hijos de su hermana.
Una vez acabado el baile y después de casi dos horas de fiesta, Julia y Jesús acabaron rendidos, por lo que sus padres les llevaron de vuelta a la urbanización a la que se han trasladado a vivir en Arcos de la Frontera (Cádiz). Jesulín y María José recompensaron a los pequeños con unas cuantas ‘chuches’.