La segunda cena de Estado del Presidente y la Primera Dama de Estados Unidos en la Casa Blanca ha sido, como fue también la primera, todo glamour. Y es que los Obama obsequiaron ayer a sus invitados de honor, el Presidente de México, Felipe Calderón, y su esposa, Margarita Zavala, con una noche de gala repleta de celebridades. Una velada que ha brindado al espectador la oportunidad de asistir a un verdadero duelo de elegancia entre las damas y, en especial, entre la anfitriona y una de las asistentes a la recepción más especiales, Eva Longoria. Si Michelle Obama reina junto a su homóloga francesa, Carla Bruni, en la lista de las Primeras Damas más elegantes del planeta, la estrella eclipsa en las alfombras rojas, como hiciera días atrás en Cannes. Ayer unieron superpoderes: a cuál más espectacular.
Michelle Obama, vestida por el diseñador Peter Soronen con un vaporoso traje azul cobalto con escote de un solo hombro y cinturón de cristal de Swarovski, y Eva Longoria, envuelta en una creación de estilo griego del diseñador Reem Acra -un vestido de seda de color mandarina-, protagonizaron un reñido pulso en estilo. Sin vencedoras ni vencidas. Ambas damas fascinaron con sofisticadas miradas azul turquesa y juveniles rizos, en el caso de Michelle, y modernos pendientes de brillantes y llamativo broche de piedras preciosas, en el caso de Eva, y consiguieron en este involuntario choque de moda un merecido empate: los elogios de todos.
Pero no fueron las únicas que hicieron girar cabezas. También la cantante Beyoncé, sugerente con un vestido gris de pedrería, larga melena suelta y labios en rojo, arrebató piropos en esta gala en la Casa Blanca. Una cita política a la que acudieron 220 personalidades de ambos países para tratar la ley de Arizona en contra de la inmigración ilegal, pero sobre todo una cita de glamour.