Yvonne Reyes concedía anoche la que, quizás, fue su entrevista más valiente y sincera. La venezolana habló acerca de su relación sentimental con Pepe Navarro, así como de la demanda de paternidad -de su hijo, Alejandro- que ha interpuesto contra Navarro.
La presentadora relató cómo comenzó su historia de amor: "Lo conocí en El juego de la oca. No fue un flechazo. Pasábamos muchas horas trabajando juntos y él es un hombre bastante seductor y atractivo. Me conquistó con charlas largas y muy divertidas. Además te hace sentir muy a gusto. Es muy caballero. Me sentía encantada y le admiraba".
De la misma forma, relató algunos de los momentos menos felices de esa relación y el miedo que sintió en algunas ocasiones: "Él es bastante celoso, posesivo, pero si te sientes enamorada justificas y perdonas todo. Es una persona controladora, ha tenido sus momentos bastante desagradables y yo me he sentido vigilada . Es muy controlador y siempre sabía por dónde me movía o dónde estaba. He tenido bastante miedo. Mi casa llegó a estar vigilada con gente debajo y con micrófonos. He encontrado micrófonos, he tenido que hacer rastreos en casa, en el coche, el móvil...".
En cuanto a la publicidad de su romance admitía: "Durante nuestra relación nunca sentí que estuviera escondida pero yo esperaba poder decir en algún momento que éramos pareja. Sin embargo, eso nunca se produjo. Él me pedía tiempo... Durante cuatro años fue el único hombre en mi vida pero yo no fui la única en la suya. Me sentí engañada pero siempre quise creer en él".
Ahora diez años después, los sentimientos de Yvonne son muy diferentes: "Cuando veo imágenes suyas siento que me da pena que hayamos llegado hasta aquí porque fue el amor de mi vida y yo creo que fui el amor de la suya. Fui y soy muy importante en su vida". Sin embargo, admitía con pesar: "No volvería con Pepe Navarro, por respeto a mi hijo y a mi misma pero hasta hace poco pensaba que sí. Hasta hace unos meses pensaba que podía tener charlas como las que teníamos.
Se emocionó al hablar del pequeño Alejandro, que a sus diez años, se ha convertido en su mayor orgullo: "Mi hijo sabe quién es su padre desde el principio. Para interponer la demanda he necesitado tener mi propia fuerza, mi tranquilidad. Después he contado con el apoyo de mi familia, mis amigos y por supuesto, el apoyo legal".