Tras casi dos meses apartada de la vida pública, Belén Ordóñez reapareció anoche en el programa de Telecinco Sálvame Deluxe con más fuerza que nunca. Dispuesta a contar toda la verdad, ofreció numerosos detalles acerca del motivo que la había llevado a permanecer desde comienzos de noviembre en la madrileña Clínica López Ibor, especializada en tratamientos psiquiátricos.
"Ingresé voluntariamente para recuperarme de la depresión que padezco desde que murió mi hermana, Carmen, hace cinco años", afirmó. "Y quiero aclarar que a mi hija me une una relación magnífica y que durante este periodo ha estado conmigo en la clínica como acompañante, no como paciente", añadió.
Belén desmintió las informaciones que apuntaban a una fortísima discusión entre ambas y que culminó, supuestamente, con la llegada de los servicios del SAMUR para atenderlas por sendos ataques graves de ansiedad. La hija pequeña de Antonio Ordóñez reconoció que esa noche sí fueron los servicios médicos a su domicilio pero no por esas causas.
También quiso explicar que el tratamiento se lo ha costeado ella y que su sobrino, Francisco Rivera, tan sólo había dado un adelanto de dinero que ella le iba a ir pagando poco a poco.
Reconoció que todo su familia ha estado muy pendiente de ella durante este tiempo: "A mí me encanta que Francisco ejerza de patriarca de la familia e incluso que me riña cuando sea necesario. En cuanto a esta entrevista de hoy, él está encantado de que haya venido a dar mi versión. Quien seguro que está muy enfada conmigo es mi hija, Belencita, que a sus 26 años quiere ser una joven anónima porque la fama la horroriza".