Marisa Jara y Chente Escribano ya son marido y mujer. El enlace tuvo lugar ayer por la tarde en la Ermita de la Madre de Dios del Carmen en Ibiza. Una vez terminada la ceremonia, los contrayentes y sus invitados se trasladaron al Hotel Atzaro para celebrar el tradicional banquete nupcial. La novia escogió para el gran día un modelo de la diseñadora catalana Rosa Clará y algunas piezas de joyería de la firma Chopard. Marisa lo definía, con ilusión, hace unos días: "Es un traje para la ocasión, muy bonito pero muy sencillo". Quien no lució un look de novio clásico fue Chente, que se decantó por un traje de chaqueta azul marino, chaleco en estampado de tartán escocés, y slippers -en lugar del clásico zapato- con las iniciales de ambos bordadas (CHM) en negro.
Y es que si por algo se caracterizó la boda fue por la alegría y el colorido imperante. Incluso muchas de las invitadas huyeron del clásico negro para escoger tonos muchos más vistosos. Ese fue el caso de Ana Obregón, que llevó un modelo en azul intenso. Arancha de Benito, por su parte, estaba radiante con un vaporoso vestido con estampado de colores y Mónica Hoyos eligió un modelo en tonos de azul. Mientras tanto, las modelos Estefanía Luyk y Blanca Romero optaron por tonos más oscuros. Así, Blanca acertó con un elegante modelo en negro que contrastaba con el vestido blanco de su hija Lucía, que también asistió al enlace y fue una de la damitas de la novia.
Mientras que el título de damas de honor recayó en algunas de las mejores amigas de Marisa Jara. María José Suárez, Elisabeth Reyes, Helen Lindes y Raquel Revuelta formaron parte del elenco, que lució espectaculares modelos en color oro. Esta es una de las primeras ocasiones en que hemos visto a Raquel asistir a una boda sin el que ha sido su marido durante 15 años, Miguel Ángel Jiménez, y del que se ha separado recientemente. Otro que también acudió solo fue el jinete Álvaro Muñoz Escassi. Sin embargo, se vio feliz y muy ilusionada con su pareja a la ex Miss España Helen Lindes.
Planes de futuro
La feliz novia se refería, tan sólo unos días antes del enlace, a sus proyectos personales y profesionales más inmeditos. Confesaba que Chente y ella quieren tener hijos pronto y que planean vivir a caballo entre Madrid y México, país al que se siente muy unido su esposo y donde les hubiera gustado casarse. Además, la pareja cruzará con frecuencia el Atlántico no sólo por su debilidad por el país azteca sino por los compromisos de trabajo que esperan a la modelo andaluza en ciudades como Miami. Además, su marido desarrolla buena parte de su labor de empresario en tierras americanas, organizando eventos y espectáculos.