Ha sido una semana muy ajetreada para el Presidente de Estados Unidos y su familia. Con motivo de la celebración de la Cumbre del G-8, Barack Obama viajó a Europa. Su primera parada fue Roma, donde mientras él cumplía sus funciones, la Primera Dama conocía la capital italiana y la Ciudad del Vaticano. Además, el matrimonio tuvo la oportunidad de reunirse por primera vez Benedicto XVI.
El viernes por la noche, la familia Obama al completo abandonaba suelo italiano para viajar hasta Ghana, país en el que pasaron todo el día del sábado. Ésta era su última parada antes de regresar a Washington. Tras bajar del Air Force One, fueron recibidos con todos los honores y ante la expectación de un gran número de personas.
Un viaje emocionante
Acompañado por su esposa y por sus dos hijas, Malia y Sasha, visitaron el antiguo centro de trata de esclavos de Cape Coast y realizaron una visita guiada por el Castillo de la ciudad, ubicada a unos 160 kilómetros de Accra la capital del país. Obama describió esta excursión como algo “muy emocionante”. Anteriormente, el Presidente había asistido a un acto en el Parlamento del país africano, donde pronunció un discurso.
Una vez más, el mandatario estadounidense nos ha regalado una estampa tierna y muy familiar. Durante su estancia en Accra, los Obama tuvieron la oportunidad de visitar un hospital local. Allí se reunieron con el personal del centro médico y visitaron a algunos de los pacientes más pequeños, a quienes dedicaron sus más sinceros y tiernos gestos.