La audiencia con el Papa en el Vaticano ha sido el broche de oro de la estancia de los Obama en Roma, con motivo de la cumbre del G-8. El Presidente de Estados Unidos llegó al Vaticano sobre las 16:00 horas de esta tarde, en medio de fuertes medidas de seguridad, para entrevistarse por primera vez con Benedicto XVI. Una hora antes de que su esposo irrumpiera en el pequeño Estado, a través del Arco de las Campanas, tras atravesar la plaza de San Pedro, Michelle Obama ya se encontraba allí para visitar la Basílica, las tumbas de los papas, entre ellas las de San Pedro y Juan Pablo II, y la Capilla Sixtina, junto con las dos hijas del matrimonio y su madre.
El primer encuentro cara a cara de Barack Obama y el pontífice Benedicto XVI transcurrió en la sala del Tronetto, anexa a la Biblioteca Privada, donde una vez concluido el coloquio accedió su esposa, Michelle, de negro y con mantilla como manda la tradición. "Santidad, es un honor para mí estar aquí", dijo Obama tras ser recibido con un cordial apretón de manos por el Papa. Una vez sentados, Benedicto XVI le preguntó por la cumbre del G-8, finalizada pocas horas antes, y el mandatario estadounidense, sonriente, le respondió: "Ha sido muy productiva y hemos decidido ayudas para los países pobres".
Después bromearon sobre la numerosa presencia de fotógrafos y Obama dijo al Papa: "Estoy seguro de que usted está acostumbrado a ser fotografiado. También yo lo estoy". Instantes después fotógrafos, cámaras de televisión y periodistas abandonaron la Biblioteca Privada, se cerraron las puertas y comenzó el coloquio privado con la ayuda de dos intérpretes.