Estos días muchas han sido las personas que, aprovechando el buen tiempo, han querido pasearse por la Feria del Caballo de Jerez. Algunas de ellas lo han hecho en familia, como es el caso de Jesulín de Ubrique y María José Campanario. El matrimonio, que reside en esta localidad desde hace más de tres años, se dejó ver caminando por el recinto ferial de la mano y con sus dos hijos: Julia y el pequeño Jesús Alejandro. Toda la familia disfrutó de un recorrido por el recinto ferial que hicieron montados en un coche de caballos y acompañados por el hermano de María José y unos amigos.
Como novedad, este año las “chicas” de la casa han acudido por primera vez vestidas de flamencas. “Tenía muchas ganas de vestirme”, dijo María José. Su hija llevaba un traje en color turquesa y rosa de la onubense Rocío Trastallino, la misma diseñadora del vestido que llevaba ella, aunque el suyo era rojo con encajes en tonos tostados. La pequeña Julia se mostró feliz de estar en la feria, ya que al parecer le gusta mucho esta celebración y vestirse de flamenca para bailar sevillanas. Su madre, sin embargo, aún no se atreve a bailarlas porque dice que aún le “falta aprender mucho”, aunque aseguró que “el año que viene las bailaré con mi niña”. María José confesó estar “encantada de estar con mis niños y con mi marido”.
Jesulín, por su parte, nos mostró su faceta más paternal jugando con su hijo al escondite en una de las casetas en las que se detuvieron para almorzar. Después de comer, del paseo en el coche de caballos y de disfrutar del vino de Jerez, el torero y su esposa llevaron a sus hijos a las atracciones feriales para que los niños disfrutaran a lo grande. El niño no pudo evitar quedarse dormido en brazos de su padre, pero Julia siguió pasándoselo bomba montándose en la noria y más tarde junto a su madre en el tren de la bruja.
A pesar de estar acompañados por sus hijos y por amigos, Jesulín y María José no dudaron en regalarse alguna que otra mirada cómplice, demostrando así que su amor sigue siendo el mismo tras siete años de matrimonio y dos hijos en común. Y es que la pareja cada día muestra más el cariño que se profesan mutuamente.