La Baronesa Thyssen ha celebrado su 66º aniversario acompañada por algunos de sus seres queridos y coincidiendo, como cada año, con el Día de Sant Jordi. Como es habitual, su hijo Borja no faltó en una fecha tan señalado para su madre y la acompañó durante la hora del almuerzo. Es tradición que en Sant Jordi se regalen rosas a las mujeres y libros a los hombres y por eso Borja salió con tiempo para poder comprar unas rosas para su madre antes de reunirse con ella en un conocido restaurante de Barcelona.
Carmen Cervera almorzó con su hijo y unos amigos, entre los que se encontraba Anthony Toffoli, padrino del pequeño Sacha. Blanca Cuesta llegó hasta el lugar con Borja, pero no estuvo con ellos y se quedó paseando con el pequeño, que iba en su cochecito, por el paseo de Gracia barcelonés aprovechando el buen tiempo. Según explicó Blanca después, el niño tenía que hacer la siesta y dentro del restaurante no hubiese podido.
La catalana confesó que Borja ya le había regalado una rosa y que tiene "muchas ganas de que algún día sea Sacha quien me la regale". El nieto de la Baronesa también recibió de regalo un libro, que llevaba dentro del carrito y que la propia Blanca enseñó a todo el mundo al tiempo que confesó que tanto su vida en Madrid como el trabajo de Borja en la Fundación Thyssen "van muy bien".
Blanca y Sacha esperaron fuera del restaurante a Carmen y a Borja, que se reunieron con ellos una vez finalizado el almuerzo. Fue entonces cuando se produjeron las escenas más tiernas con una Baronesa totalmente volcada en su nieto, al que cogió en brazos y no dejó de mirar y hacerle carantoñas. Carmen y Blanca se saludaron con dos besos en las mejillas y demostraron que todas sus asperezas ya están limadas y que ante todo está la felicidad de la familia. La Baronesa confesó que había tenido "muchos regalos, todos muy buenos y muy bonitos", y que "estaba muy feliz". Aseguró además que por la mañana sus hijas, las gemelas Carmen y Sabina, también la habían felicitado.
Después de posar todos muy sonrientes para la prensa, incluido el padrino de Sacha y una amiga de la familia, pasearon todos juntos por las calles de Barcelona, que estaban repletas de rosas y libros. Carmen Cervera incluso tuvo tiempo de pararse en alguna de las tiendas ropa más exclusivas de la ciudad para realizar algunas compras. El sol y el buen ambiente hicieron que toda la familia disfrutara de una buena Diada de Sant Jordi y que la Baronesa pudiera celebrara con todos el día de su cumpleaños.