En esta ocasión no ha sido la magia la razón de que el nombre de David Copperfield, de 51 años, uno de los ilusionistas más famosos del mundo, haya saltado a los medios de comunicación. Esta semana, una docena de agentes del FBI irrumpieron en un almacén de su propiedad, ubicado en Las Vegas y en el que guarda objetos de diversas partes del mundo, para llevarse sus ahorros, el disco duro de uno de sus ordenadores y la tarjeta de memoria de un sistema de cámara digital. El dinero encontrado, y que estaba guardado en un cajón, ascendía a la nada desdeñable cifra de ocho millones de euros. Las autoridades también registraron el hotel en el que actúa el artista.
En un primer momento se desconocían las causas de este repentino registro y el abogado del ex de Claudia Schiffer, David Chesnoff, sólo se limitó a confirmar la investigación, pero sin realizar ningún comentario al respecto. Sin embargo, el pasado viernes fuentes de la Policía desvelaron el misterio a la CNN: una mujer de Seattle había acusado a Copperfield de abusos sexuales durante una estancia en las islas Bahamas.
Chesnoff no tardó en salir en defensa de su cliente. 'La reputación del señor Copperfield le precede como un impecable caballero', aseguró el abogado, quien confesó sentirse 'consternado' ante tal acusación. 'Ciertamente nadie que haya tenido una relación con él podría decir una cosa así, pero desafortunadamente creemos que las acusaciones falsas a celebridades es una práctica muy común últimamente', concluyó Chesnoff.
Sin más truco que la Justicia
El hombre que consiguió desaparecer la Estatua de la Libertad o atravesar la Gran Muralla China se enfrenta, tal vez, al momento más difícil de su vida. De momento, la investigación está tratando de dilucidar qué ocurrió realmente en Bahamas. Mientras el FBI sigue con su trabajo, el mago también continúa, a pesar de las sospechas, con su agenda de espectáculos. David Copperfield debe actuar en Indonesia a finales de semana, y, de momento, las autoridades no le han impedido abandonar Estados Unidos.