Habían asegurado que no abandonarían Praia da Luz (Portugal) hasta que no averiguaran dónde estaba Madeleine. Sin embargo, los acontecimientos de los últimos días, en los que han pasado de ser víctimas a sospechosos oficiales de la desaparición de su hija, ha precipitado la marcha de Kate y Gerry McCann al Reino Unido.
El matrimonio ha abandonado esta mañana Portugal, país en el que han vivido los últimos meses -la pequeña Maddie desapareció el pasado 3 de mayo- rumbo a East Midlands. Los McCann salieron de Praia da Luz hacia las ocho de la mañana en un coche conducido por el propio Gerry y emprendieron camino hacia el aeropuerto de Faro, donde accedieron a una zona Vip del aeropuerto a la espera de poder embarcar en un vuelo de las 11.30. Una vez su avión había despegado, Justine McGuinness, asesora de prensa del matrimonio, ha leído ante los periodistas en el mismo aeropuerto un texto escrito por el matrimonio británico en el que, además de volver a negar su implicación en la desaparición de la pequeña, expresa su decisión de reintegrar a sus gemelos de dos años en la vida normal en su país, tras los acontecimientos "muy perturbadores" en los que se han visto envueltos.
Con el visto bueno de las autoridades
Las autoridades portuguesas, según han explicado fuentes oficiales, estaban al corriente del viaje de los McCann, que, según la legislación local y a pesar de haber sido declarados sospechosos, pueden ausentarse del país siempre y cuando lo comuniquen previamente y la Justicia dé el visto bueno. Las últimas declaraciones de Gerry McCann han sido para el diario británico News of the World. "Creemos estar en nuestra peor pesadilla, pero cada vez se vuelve peor y peor", ha confesado el padre de Madeleine, quien, finalmente, ha vuelto a negar su implicación y la de su mujer en el caso: "No hemos matado a nuestra hija".
Una vez fueron declarados oficialmente sospechosos de la desaparición de su hija Madeleine, el matrimonio decidió recluirse en la casa que tenían alquilada en Playa de la Luz -muy cerca del lugar de los hechos-. La pareja quiso pasar el día con sus dos gemelos y ni siquiera leyeron los periódicos ni fueron a misa, algo que suelen hacer a diario.
A pesar de haberse regresado al Reino Unido, tras declararles sospechosos las autoridades portuguesas podrían llamarles para nuevos interrogatorios, llevarles ante el juez de instrucción e incluso recluirles en prisión preventiva.