El momento de la llegada de la novia fue en el que quedó más patente que hubo una boda de puertas para dentro y otra muy diferente de puertas para fuera. En los alrededores de la pequeña iglesia blanca de San Miguel, de Ibiza, se produjeron enfrentamientos entre los medios destacados y el personal de seguridad, de los que los novios, en el interior del templo, permanecieron ajenos.
Polémicas aparte, la modelo entró en la iglesia del brazo de su padre, Angel Artiles, que estaba cubierta de lilliums blancos y ramas de hiedra. A la ceremonia religiosa sólo estaban invitados los familiares y amigos íntimos de los novios. Ari avanzó hacia el altar con la mirada clavada en los ojos de Fonsi, que no podía ni probablemente quería ocultar su emoción. Los dos se dieron el «sí, quiero» con voz clara y decidida. Se pusieron las alianzas idénticas, de oro blanco y brillantes, firmadas por Carrera & Carrera, que en el dedo de Fonsi duraría muy poco, ya que tenía pensado quitársela y llevarla a modo de colgante. Anillos y motos son incompatibles.
A ninguno de los dos se les escaparon lágrimas de emoción, «aunque a punto estuvimos». Sus gestos y sus miradas no necesitaban interpretación. Ellos eran lo más emotivo de la ceremonia: una pareja enamorada.
Fonsi, personal como pocos
Convertidos ya en marido y mujer, partieron hacia el hotel Atzaró, donde compartieron un almuerzo con las familias más cercanas. Setenta invitados a una comida íntima, que terminó como todos los Grandes Premios: brindando con champán. Antes habían degustado el menú que elaboró Sergi Arola en colaboración con Atzaró.
Aunque más que tirarse ahora se entrega el ramo, Ari optó, terminada la comida, por la primera opción, que da mucho más juego. El ramo de flores blancas llegó a las manos de la hermana de Fonsi, Carla, que tenía muy claro que iba a ser para ella, pero no porque esté buscando novio, no. Nada que ver. Carla y toda su familia echó de menos en la celebración a su abuelo, fallecido hace menos de un año. Por ello se tiró en plancha a por las flores, que adornarán ahora la tumba de su abuelo.