Revisa las bombillas de tu casa e intenta encender por la tarde las que tengan luz cálida (3.300 Kelvin.). Estas son las que tienen tonos más cercanos al rojo. La fría (5.000 y 6.500 grados Kelvin), por su parte, tiene tonos más cercanos al azul y debe utilizarse durante el día. En el dormitorio, asegúrate de que tienes luz cálida.